La situación actual de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en la Comunidad Valenciana es un claro reflejo de las tensiones internas que enfrenta el partido. Gabriel Rufián, conocido por su aguda retórica en el Congreso, es solo una parte de la historia. La rama valenciana de ERC ha estado sumida en una crisis que ha escalado en los últimos meses, especialmente tras una denuncia de acoso sexual que involucra a su secretaria general y al líder del partido. Este conflicto ha culminado en una jornada electoral que ha sido objeto de impugnación, lo que ha generado un ambiente de incertidumbre y desconfianza entre los militantes.
La jornada electoral del pasado sábado, que tenía como objetivo elegir un nuevo presidente y una nueva comisión ejecutiva, se ha visto empañada por acusaciones de irregularidades. La candidatura liderada por Reis Juan, que se autodenomina ‘Construïm l’Esquerra Valenciana’, ha presentado un recurso para anular los resultados, alegando que el proceso electoral no cumplió con las normativas internas del partido. Según la candidatura de Juan, la jornada electoral se redujo a una mera votación telemática, lo que no estaba previsto en las normas de ERC. Además, argumentan que no se aprobó ningún documento político ni organizativo previo a la votación, lo que pone en entredicho la validez del proceso.
Uno de los puntos más controvertidos del recurso es la acusación de que el censo de militantes que participaron en la votación fue manipulado. La candidatura de Juan sostiene que entre el 1 de abril y el 22 de julio se registraron más de 35 nuevas altas de militantes, de las cuales 27 se produjeron en un solo día. Este hecho, según ellos, representa un intento deliberado de alterar los resultados de la elección, lo que podría considerarse un fraude y una violación de los principios democráticos del partido. La diferencia de votos entre las dos candidaturas fue de solo seis, lo que hace que estas irregularidades sean aún más significativas.
La crisis en ERC no solo se limita a la impugnación de las elecciones. Desde abril, el partido ha estado lidiando con la suspensión de su líder, Josep Barberá, y la designación de una gestora para dirigir la formación en la Comunidad Valenciana. Reis Juan, quien asumió el cargo de secretaria general en funciones, ha criticado abiertamente la imposición de la gestora por parte de la dirección nacional de ERC, lo que ha generado un clima de descontento entre los militantes.
La situación se complica aún más con la inclusión de miembros de la candidatura ganadora que enfrentan expedientes disciplinarios por posibles infracciones graves. Esto ha llevado a la candidatura de Juan a exigir que se revisen todas las irregularidades detectadas y que se anule el proceso electoral, argumentando que la falta de transparencia y las irregularidades pueden haber influido en el resultado final.
La tensión entre las diferentes facciones dentro de ERC se ha intensificado, y la figura de Gabriel Rufián, aunque carismática y conocida, no puede ocultar las profundas divisiones que existen en la formación. Rufián ha sido un portavoz eficaz en el Congreso, pero su capacidad para unir a las diferentes corrientes dentro de ERC en la Comunidad Valenciana está siendo puesta a prueba. La crisis actual podría tener repercusiones significativas en la imagen y la cohesión del partido, especialmente en un momento en que la política en España está en constante evolución.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, será crucial observar cómo ERC maneja esta crisis interna. La forma en que se resuelvan las disputas sobre la legitimidad de las elecciones y la dirección del partido podría determinar no solo el futuro de la formación en la Comunidad Valenciana, sino también su posición en el panorama político español en general. La falta de unidad y la percepción de irregularidades pueden erosionar la confianza de los votantes y debilitar la base de apoyo del partido en un momento en que la cohesión es más necesaria que nunca. La situación actual es un recordatorio de que, aunque la retórica y la imagen pública son importantes, la integridad interna y la transparencia son fundamentales para el éxito a largo plazo de cualquier organización política.