Las inundaciones en el centro-sur de Texas han dejado un saldo devastador, con un total de 52 víctimas mortales, entre las cuales se encuentran 15 niños. Esta tragedia ha conmocionado a la comunidad y ha llevado a las autoridades a intensificar las labores de rescate y búsqueda de desaparecidos. La situación se ha vuelto crítica, especialmente en el condado de Kerr, donde se han reportado la mayoría de las muertes. Las inundaciones, que han sido catalogadas como las peores en la región desde 1987, han sido provocadas por intensas lluvias que han superado los 30 centímetros en solo 12 horas, elevando el nivel del río Guadalupe a cifras alarmantes.
Las autoridades locales han indicado que la cifra de cadáveres recuperados ha aumentado a 43, con la esperanza de que se encuentren a más personas con vida. Sin embargo, el sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha Jr., ha advertido que la búsqueda es complicada debido a las condiciones peligrosas en la zona. Se estima que más de 27 personas, incluyendo niñas y monitoras de un campamento cristiano, siguen desaparecidas. La comunidad se ha movilizado para ayudar, pero las autoridades han instado a la población a tener precaución y a no intervenir en las labores de rescate sin la debida preparación.
La situación se ha visto agravada por el hecho de que muchas de las víctimas eran visitantes que se encontraban en la región para celebrar el Día de la Independencia de Estados Unidos. El Servicio Meteorológico Nacional ha informado que el río Guadalupe creció más de ocho metros en un corto periodo de tiempo, lo que ha llevado a la evacuación de cientos de personas de campamentos y áreas cercanas. Los esfuerzos de rescate han sido apoyados por cientos de trabajadores de emergencias que continúan buscando a los desaparecidos y brindando asistencia a los afectados.
El alcalde de Kerrville, Dalton Rice, ha declarado que la ciudad se está preparando para enfrentar las consecuencias a largo plazo de esta catástrofe. Se ha anunciado que se utilizará agua de pozos para evitar la contaminación, ya que las inundaciones han arrastrado escombros y sustancias químicas peligrosas. Las imágenes del campamento Mystic, donde se encontraban las niñas desaparecidas, muestran un paisaje desolador, con vehículos varados y cabañas destruidas.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha solicitado la declaración de un estado de desastre y ha pedido recursos federales adicionales para ayudar en la recuperación. En un mensaje a través de redes sociales, Abbott aseguró que el estado hará todo lo posible para encontrar a las personas desaparecidas y apoyar a las familias afectadas. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, también ha anunciado que se enviarán recursos a la zona para ayudar en las labores de rescate y recuperación.
La comunidad se ha unido en un esfuerzo solidario, con muchas personas ofreciendo su ayuda para limpiar y recuperar lo que se pueda. Sin embargo, las autoridades han advertido que las condiciones siguen siendo peligrosas y han instado a la población a mantenerse alejada de las áreas inundadas. Las labores de búsqueda y rescate continúan, y se espera que las cifras de fallecidos puedan aumentar a medida que se avanza en la recuperación de cuerpos y se recibe más información sobre las personas desaparecidas.
La tragedia en Texas es un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y de la importancia de estar preparados para situaciones de emergencia. Las inundaciones no solo han causado pérdidas humanas, sino que también han dejado a muchas familias sin hogar y han afectado gravemente la infraestructura de la región. A medida que las autoridades trabajan para restaurar la normalidad, la comunidad se enfrenta a un largo camino hacia la recuperación y la reconstrucción.