La reciente consulta sobre la lengua de enseñanza en la comarca de la Serranía ha desatado un intenso debate. A pesar de ser una zona tradicionalmente castellanohablante, los resultados de la votación en febrero sorprendieron a muchos: la mayoría de las familias optaron por la educación en valenciano. Este hecho, sin embargo, ha sido seguido de una serie de decisiones por parte de la Conselleria de Educación que han dejado a padres y docentes en una situación de incertidumbre y descontento.
La Serranía, conocida por su rica historia y cultura, se convirtió en el único territorio de habla castellana donde la opción del valenciano ganó la consulta. Este resultado refleja un deseo de las familias por que sus hijos se conecten con sus raíces culturales y lingüísticas. Sin embargo, la respuesta de la administración educativa ha sido cuestionada. A pesar de la clara preferencia por el valenciano, la Conselleria ha decidido imponer el castellano como lengua de enseñanza en la mayoría de las aulas, lo que ha generado un fuerte rechazo entre los padres y educadores.
### La Realidad de los Centros Rurales Agrupados
Los Centros Rurales Agrupados (CRA) enfrentan un desafío particular en este contexto. Estos centros, que agrupan a estudiantes de diferentes niveles educativos, se ven obligados a adaptarse a una normativa que parece no tener en cuenta su singularidad. La estructura de los CRA, donde los alumnos de distintas edades comparten aulas, complica aún más la implementación de una lengua base estable. Por ejemplo, si un año ingresan varios niños que prefieren el valenciano, ¿deberían cambiar la lengua de enseñanza? Esta pregunta ha quedado sin respuesta, generando confusión y frustración entre los docentes.
Los educadores han expresado su preocupación por la falta de claridad y la aparente improvisación en las decisiones de la Conselleria. Muchos han señalado que la administración no ha considerado adecuadamente las particularidades de los CRA al elaborar la nueva ley de libertad educativa. La incertidumbre sobre cómo proceder en la enseñanza de las lenguas ha llevado a los docentes a cuestionar la viabilidad de la normativa actual.
Además, la imposición del castellano en las aulas, a pesar de la votación que favoreció el valenciano, ha suscitado críticas sobre la falta de respeto hacia la decisión de las familias. «¿Para qué se realizó la consulta si no se va a respetar el resultado?», se preguntan muchos padres, quienes ven en esta situación una falta de consideración hacia sus derechos y deseos.
### La Voz de las Familias y Educadores
Las familias han manifestado su descontento con la situación actual. Muchos padres y madres se sienten traicionados por un sistema que les pidió su opinión y luego ignoró su elección. La crítica no solo se centra en la decisión de la lengua base, sino también en el proceso mismo de consulta, que ha dejado a muchos con la sensación de que su voz no fue realmente escuchada.
Los docentes, por su parte, han expresado su frustración ante la falta de comunicación y apoyo por parte de la Conselleria. La incertidumbre sobre cómo implementar la enseñanza en valenciano en un contexto donde el castellano es la lengua predominante ha llevado a muchos educadores a sentirse desbordados. La falta de recursos y directrices claras ha contribuido a un ambiente de inseguridad en el que tanto profesores como alumnos se ven afectados.
La situación en la Serranía es un reflejo de un conflicto más amplio sobre la identidad lingüística en la región. A medida que las comunidades buscan preservar su cultura y lengua, las decisiones administrativas deben ser sensibles a estas realidades. La educación es un pilar fundamental para la transmisión de la cultura, y las decisiones que se tomen en este ámbito tendrán un impacto duradero en las generaciones futuras.
En este contexto, es esencial que la administración educativa escuche y respete las decisiones de las familias, así como que se adapte a las necesidades específicas de los CRA. La educación debe ser un espacio de inclusión y respeto por la diversidad lingüística y cultural, y no un campo de batalla entre lenguas. La Serranía, con su rica historia y su singularidad, merece un enfoque educativo que refleje y respete la voluntad de su comunidad.