El 29 de julio de 2000, la sociedad vasca sufrió un duro golpe con el asesinato de Juan Mari Jáuregui, exgobernador civil de Guipúzcoa. Este crimen, perpetrado por ETA, no solo dejó una profunda herida en su círculo cercano, sino que también marcó un antes y un después en la lucha contra el terrorismo en España. A medida que se acerca el 25º aniversario de su muerte, es fundamental recordar su legado y el impacto que tuvo en la búsqueda de una Euskadi en paz.
La figura de Jáuregui se destaca no solo por su compromiso político, sino también por su valentía y su deseo de construir puentes entre diferentes sectores de la sociedad vasca. Margarita Robles, actual ministra de Defensa, ha compartido sus recuerdos sobre él, enfatizando la amistad que los unía y el dolor que sintió al enterarse de su muerte. En una conversación previa a su asesinato, Jáuregui mostró su preocupación por la seguridad de Robles al enterarse de su viaje a Irán, lo que refleja su carácter protector y su humanidad.
### Un Compromiso Inquebrantable por la Paz
Juan Mari Jáuregui fue un firme defensor del diálogo y la negociación en un contexto marcado por la violencia y la polarización. A pesar de las amenazas que enfrentaba, nunca dudó en abogar por una solución pacífica al conflicto vasco. Su asesinato fue un intento de silenciar a aquellos que buscaban una salida dialogada al terrorismo, y su legado continúa inspirando a quienes luchan por la paz en Euskadi.
Robles recuerda cómo, en su papel como magistrada de la Audiencia Nacional, trabajó junto a Jáuregui en la lucha contra el terrorismo. Ambos compartían la convicción de que la violencia no era el camino y que era necesario abrir espacios para el diálogo. La ministra ha subrayado que el compromiso de Jáuregui por una Euskadi sin muertes fue uno de sus mayores legados, y su memoria sigue viva en aquellos que continúan su lucha por la paz.
El contexto en el que se produjo su asesinato es crucial para entender la magnitud de su pérdida. En 2000, ETA intensificó su estrategia de intimidación, especialmente contra aquellos que se oponían a su ideología. Jáuregui, crítico con la violencia y defensor de la negociación, se convirtió en un blanco para la organización terrorista. Su muerte no solo fue un ataque personal, sino un ataque a la posibilidad de un futuro en paz para Euskadi.
### La Memoria de un Amigo y un Líder
La relación entre Juan Mari Jáuregui y Margarita Robles es un testimonio del impacto que tuvo en quienes lo conocieron. Robles ha compartido cómo, tras recibir la noticia de su asesinato, se sintió desolada y llena de rabia. La pérdida de un amigo y un compañero de lucha fue devastadora, y su legado se ha convertido en un faro para aquellos que buscan construir una sociedad más justa y pacífica.
El recuerdo de Jáuregui también se ha mantenido vivo a través de su esposa, Maixabel Lasa, quien ha continuado su labor en favor de la paz y la reconciliación. Su valentía al dialogar con quienes participaron en el asesinato de su marido es un ejemplo de la fuerza que se necesita para enfrentar el dolor y buscar la verdad. Robles ha destacado la importancia de la labor de Lasa, quien ha trabajado incansablemente por la convivencia en Euskadi, demostrando que el camino hacia la paz es posible incluso en las circunstancias más difíciles.
El legado de Juan Mari Jáuregui es un recordatorio de que la lucha por la paz y la justicia no es solo una tarea política, sino un compromiso personal. Su vida y su muerte nos instan a seguir trabajando por un futuro en el que la violencia no tenga cabida y donde el diálogo y la comprensión sean la norma. En este 25º aniversario de su asesinato, es esencial recordar su historia y el impacto que tuvo en la sociedad vasca, así como en la lucha contra el terrorismo en España.