El asesinato de Petar Krasimirov, ocurrido en la madrugada del 1 de agosto de 2024 en Carcaixent, ha dejado a su familia sumida en la desesperación y el dolor. Petar, un hombre de 42 años, fue encontrado muerto en la calle, víctima de múltiples cuchilladas, una de las cuales le cortó la tráquea. La brutalidad del crimen y la falta de respuestas por parte de las autoridades han generado un clima de angustia y frustración en su familia, que desde hace un año espera justicia.
### La Tragedia de una Familia
La historia de Petar es la de un padre que, en un intento de proteger a su hija de 14 años, salió de casa en la noche del 31 de julio. Su objetivo era asegurarse de que su hija estaba donde decía que estaría, pero lo que ocurrió en esos 22 minutos entre su salida y su muerte sigue siendo un misterio. La familia, que llegó a España en 2006 y se había integrado en la comunidad de Carcaixent, ha tenido que abandonar su hogar debido a las amenazas que recibieron tras el asesinato. Ahora residen en Madrid, mientras que algunos miembros de la familia permanecen en Valencia.
José Antonio, cuñado de Petar, ha asumido el papel de portavoz de la familia. Su desesperación es palpable: «Estamos desesperados, esto es insoportable. No nos dicen nada, ni si va bien la investigación ni si no. Si hay sospechosos, si han encontrado algún hilo del que tirar… Cuando preguntamos, no hay respuestas. No podemos más». La falta de información ha llevado a la familia a sentirse impotente, especialmente al recordar que han pasado 365 días sin que se haya identificado a un culpable.
### La Investigación y el Silencio de las Autoridades
El caso de Petar está siendo investigado por el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia, conocido por su alta tasa de resolución de casos. Sin embargo, la familia se siente frustrada por la falta de comunicación y el silencio que rodea la investigación. Aunque la jueza de Instrucción 7 de Alzira archivó provisionalmente la causa, existe una pieza separada secreta que podría contener información crucial para resolver el crimen. La familia espera que cualquier actualización sobre el caso les brinde un poco de paz, pero hasta ahora, la incertidumbre persiste.
«Con que nos dijeran que las cosas van bien, que tienen materia para resolverlo, nos conformaríamos, pero nada», lamenta José Antonio. En enero, la familia tuvo una reunión con el responsable de la investigación, pero salió decepcionada. «Todo fueron buenas palabras, pero nada de contenido. Salimos de la Comandancia de Valencia peor que entramos», relata.
La falta de información ha llevado a la familia a especular sobre lo que pudo haber ocurrido la noche del asesinato. Petar había salido de casa en chanclas y bermudas, sin llevar su móvil ni las llaves. La última vez que su hija lo vio fue justo antes de salir a dar una vuelta con una amiga. La familia se pregunta si el asesinato fue un crimen de oportunidad o si hubo una planificación detrás.
La angustia de no saber cómo murió Petar se agrava con la falta de un informe de autopsia, que aún no ha sido entregado a la familia. «Sabemos el número de cuchilladas, o creemos saberlo, pero no por lo que nos hayan dicho los investigadores o el juzgado. ¡Es que ni siquiera sabemos cómo murió!», enfatiza José Antonio. La familia ha colaborado con la investigación desde el principio, proporcionando información sobre posibles conflictos en la vida de Petar, pero la falta de comunicación ha hecho que se sientan cada vez más frustrados.
La historia de Petar Krasimirov es un recordatorio de la necesidad de justicia en casos de violencia. La familia, que ha sufrido una pérdida irreparable, sigue esperando respuestas y justicia. Mientras tanto, el misterio del asesinato de Petar continúa sin resolverse, dejando a sus seres queridos en un estado de incertidumbre y dolor.