La emblemática Ermita del Garbí, situada en el Camp de Morvedre, ha dado un paso significativo hacia su revitalización con la llegada de Daniel Ponce, quien asumirá el papel de ermitaño. Este cambio no solo representa un nuevo capítulo para el lugar, sino que también refleja la visión de su propietario, José Ramón Mateu, quien ha estado trabajando incansablemente para restaurar y dar vida a este espacio sagrado.
La figura del ermitaño ha sido tradicionalmente asociada con la espiritualidad y la meditación, y Daniel Ponce encarna estos valores. Con una espiritualidad de inspiración benedictina, aunque no perteneciente a la orden, Ponce se ha preparado para asumir su nuevo rol, que incluye no solo la custodia de la ermita, sino también la atención espiritual de la comunidad. Su llegada marca un retorno a las raíces de la ermita, que ha sido un lugar de peregrinación y reflexión durante siglos.
### La Visión de José Ramón Mateu
José Ramón Mateu ha sido un defensor apasionado de la Ermita del Garbí. Su objetivo es restaurar el lugar a su antiguo esplendor, incluyendo la creación de una hospedería y la instalación de una cruz monumental de 40 metros de altura, visible desde diversas partes de la región. Este ambicioso proyecto ha encontrado resistencia por parte del ayuntamiento de Estivella, que ha cuestionado la legalidad de las acciones de Mateu. Sin embargo, él se mantiene firme en su convicción de que tiene derecho a desarrollar el terreno, respaldado por la documentación que acredita su propiedad.
El conflicto con el ayuntamiento ha sido intenso. Mateu ha enfrentado obstáculos, como el cambio de candados en la entrada de la ermita, lo que ha llevado a tensiones con las autoridades locales. A pesar de esto, su determinación por acondicionar el acceso a la ermita para que sea accesible a todos, incluidas las personas mayores y con discapacidad, es un testimonio de su compromiso con la comunidad. La idea de limpiar la maleza y facilitar el acceso es parte de su visión de hacer del Garbí un lugar de encuentro y reflexión.
### La Vida en la Ermita
La llegada de Daniel Ponce no solo implica la custodia del lugar, sino también un enfoque renovado en la espiritualidad y la comunidad. Como ermitaño, su función será la de orar y meditar, intercediendo por la diócesis y la Iglesia. Este papel es fundamental en la tradición de las ermitas, que han sido históricamente lugares de retiro y contemplación. Ponce ha expresado su deseo de equilibrar la espiritualidad con la necesidad de atender a los visitantes, quienes buscan tanto la paz interior como la conexión con la naturaleza.
Los fines de semana, la Ermita del Garbí se convierte en un punto de encuentro para ciclistas y excursionistas, quienes suben a disfrutar de las vistas y la tranquilidad del lugar. Sin embargo, la presencia de basura y desechos, como botellas de bebidas energéticas, indica que aún queda trabajo por hacer en términos de conservación y respeto por el entorno. La visión de Ponce incluye no solo la custodia del lugar, sino también la promoción de un ambiente más limpio y acogedor para todos los que lo visitan.
El proyecto de restauración de Mateu y la llegada de Ponce como ermitaño son parte de un esfuerzo más amplio por revitalizar la cultura y la espiritualidad en la región. La cruz que se planea erigir no solo será un símbolo de fe, sino también un faro que atraerá a visitantes de todas partes, convirtiendo al Garbí en un destino de peregrinación y reflexión.
### Desafíos y Oportunidades
A pesar de la ambición detrás de este proyecto, hay desafíos significativos que deben abordarse. La oposición del ayuntamiento y las preocupaciones sobre la legalidad de las obras son obstáculos que Mateu debe superar. Sin embargo, su experiencia y determinación sugieren que está preparado para enfrentar estos retos. La historia de la ermita y su importancia cultural son argumentos poderosos en su defensa.
La comunidad de Estivella también juega un papel crucial en este proceso. La percepción de que Mateu podría estar involucrado en una operación especulativa ha generado desconfianza. Sin embargo, él ha dejado claro que su intención es preservar y revitalizar el Garbí para beneficio de todos, no para lucrar con su venta. La creación de empleo y el impulso a la economía local son aspectos que Mateu ha destacado como parte de su misión.
La llegada de Daniel Ponce como ermitaño es un símbolo de esperanza y renovación para la Ermita del Garbí. Su compromiso con la espiritualidad y la comunidad, junto con la visión de Mateu, podrían transformar este lugar en un centro de paz y reflexión, atrayendo a personas en busca de conexión espiritual y natural. A medida que avanzan los planes de restauración, el Garbí se perfila como un lugar donde la tradición y la modernidad pueden coexistir, ofreciendo un refugio tanto físico como espiritual para todos los que lo visiten.