La reciente decisión del Instituto Cervantes de abandonar su sede en la Avenida Marceau de París ha generado un amplio debate en torno a la cultura española y su representación en el extranjero. Este movimiento no solo implica un cambio de ubicación, sino que también refleja las tensiones políticas y culturales que existen entre el Gobierno español y el Partido Nacionalista Vasco (PNV). La historia detrás de este palacete, que fue un símbolo del exilio vasco, añade una capa de complejidad a la situación actual.
La biblioteca Octavio Paz, que se encontraba en este emblemático edificio, cerró sus puertas en abril de 2025, a pesar de que existía un acuerdo que permitía al Cervantes continuar utilizando el inmueble hasta 2030. Este acuerdo, que contemplaba un alquiler a precio de mercado, fue desestimado por la institución cultural, que ha optado por trasladar todas sus actividades a una nueva sede en la calle Quentin Bauchard, a solo cinco minutos a pie del antiguo palacete.
La mudanza del Instituto Cervantes ha sido gestionada con gran discreción, y la información sobre el cierre de la biblioteca ha sido escasa. En su página web, solo se menciona que los servicios están limitados por motivos técnicos, dejando a los usuarios en la incertidumbre. Esta falta de comunicación ha suscitado críticas y especulaciones sobre las verdaderas razones detrás de la decisión de abandonar el edificio histórico.
### Un Legado Controvertido
El palacete de la Avenida Marceau no es solo un edificio; es un legado del exilio del nacionalismo vasco durante la dictadura de Franco. Adquirido en los años treinta por Marino de Gamboa Ucelay, un filipino con raíces en Euskadi, el inmueble se convirtió en un refugio para el Gobierno vasco en el exilio tras la Guerra Civil. Sin embargo, la historia de este edificio ha estado marcada por la controversia, especialmente en lo que respecta a su propiedad.
En 1951, durante la Cuarta República, el régimen de Franco logró que las autoridades francesas otorgaran la propiedad del palacete al Estado español, lo que ha llevado a un debate entre historiadores sobre si debería pertenecer al PNV o al Gobierno autonómico de Euskadi. A pesar de la placa que recuerda su pasado vinculado al nacionalismo vasco, el futuro del edificio sigue siendo incierto, especialmente ahora que el PNV ha recuperado su control.
La entrega del palacete al PNV ha sido objeto de críticas por parte de partidos de oposición, como el PP y Vox, que han calificado la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez como un «regalo» a sus socios políticos. Este tipo de acusaciones ha llevado a que el Tribunal de Cuentas se involucre en la fiscalización de la entrega, lo que añade una dimensión política a la mudanza del Instituto Cervantes.
### Reacciones y Consecuencias
La decisión de cerrar la biblioteca Octavio Paz y trasladar las actividades del Instituto Cervantes ha generado reacciones mixtas. Por un lado, hay quienes ven el cambio como una oportunidad para revitalizar la presencia cultural española en París, al concentrar todas las actividades en un nuevo espacio más accesible. Por otro lado, hay quienes consideran que la mudanza es un signo de debilidad y falta de compromiso con la cultura española en el extranjero.
El nuevo edificio en la calle Quentin Bauchard, aunque está ubicado en una zona prestigiosa de París, no tiene el mismo peso histórico que el antiguo palacete. La comunidad hispanohablante y los amantes de la literatura española han expresado su preocupación por la pérdida de un espacio que no solo albergaba libros, sino que también era un punto de encuentro para la cultura y el pensamiento español.
Además, la mudanza ha suscitado preguntas sobre el futuro del palacete de la Avenida Marceau. El PNV no ha aclarado cómo planea utilizar este inmueble, lo que ha llevado a especulaciones sobre su posible transformación en un centro cultural o en un espacio dedicado a la memoria histórica del nacionalismo vasco. La falta de claridad en este aspecto ha dejado a muchos en la comunidad cultural en un estado de incertidumbre.
En resumen, la mudanza del Instituto Cervantes en París no es solo un cambio de ubicación; es un reflejo de las complejas relaciones políticas y culturales que existen en España. A medida que el Instituto se adapta a su nueva sede, el futuro del antiguo palacete y su legado histórico sigue siendo un tema de debate y preocupación entre los interesados en la cultura española y la historia del nacionalismo vasco.
