Carmen Piera Cebrià, nacida en 1918 en Sueca, es un símbolo de la lucha por la igualdad de género en el ámbito educativo y profesional. En una época donde las mujeres enfrentaban grandes obstáculos para acceder a la educación superior, Piera no solo logró convertirse en la primera universitaria de su ciudad, sino que también se destacó como la primera oftalmóloga titulada de la Comunidad Valenciana. Su historia, que ha sido rescatada en el álbum ilustrado «La metja dels ulls» por las hermanas Rosa y Manola Roig Celda, es un testimonio de su dedicación y compromiso con la salud ocular y la educación de futuras generaciones de mujeres.
Carmen creció en un entorno humilde, donde la pérdida de su madre a una edad temprana marcó su vida. A pesar de las dificultades, su padre y hermanos hicieron grandes sacrificios para que pudiera estudiar. Desde sus primeros años en las Escoles Jardí de Sueca, donde solo había 11 niñas frente a 122 niños, Piera demostró su determinación por sobresalir en un mundo dominado por hombres. Tras completar el Bachillerato en el Instituto Lluís Vives de València en 1934, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universitat de València a la tierna edad de 16 años. Fue en este entorno académico donde conoció a José Navarro Ferrando, quien se convertiría en su esposo y compañero profesional.
La Guerra Civil interrumpió su formación, pero Carmen no se detuvo. Trabajó como enfermera en el Hospital de Sang de Sueca, apoyando a la República en un momento crítico. Después del conflicto, reanudó sus estudios y se graduó en 1944. Con su título en mano, abrió su primera consulta médica en el comedor de su casa familiar, marcando el inicio de una carrera que se extendería por más de tres décadas.
**Un Camino Abierto para las Mujeres en Medicina**
En 1955, de un total de 31,570 médicos en España, solo 334 eran mujeres, lo que representa un escaso 1%. Carmen Piera fue una de las pocas que rompió el techo de cristal en el campo de la medicina. Durante su carrera, ejerció en varias localidades, incluyendo Sueca, Alzira, Cullera y Xàtiva, donde abrió dispensarios para tratar el tracoma, una enfermedad que afectaba a las clases más desfavorecidas. Su consulta no solo fue un lugar de atención médica, sino también un centro de formación para nuevas generaciones de mujeres que deseaban seguir sus pasos en la medicina.
La vida de Carmen estuvo marcada por su compromiso con la salud y la educación. Junto a su esposo, el ginecólogo José Navarro, compartió la consulta en Sueca, donde ambos contribuyeron a la formación de futuros profesionales de la salud. Carmen Piera falleció en 1976, pero su legado perdura a través de su familia y de las generaciones de médicos que se inspiraron en su trabajo. Su hijo Eduardo, ginecólogo ya jubilado, y su hijo Juan, actual jefe del departamento de Oftalmología del Hospital Sant Francesc de Borja de Gandia, son ejemplos de la influencia que tuvo su madre en el ámbito sanitario.
**Reconocimiento y Legado**
A pesar de su prematura muerte, el impacto de Carmen Piera en la comunidad médica y en la sociedad en general ha sido reconocido en años recientes. Desde 2022, el colectivo FacoElche otorga el Premio Carmen Piera, un galardón que celebra la trayectoria de mujeres oftalmólogas. Además, el centro de salud de Sueca lleva su nombre desde 2021, un homenaje que refleja su importancia en la historia local.
El álbum ilustrado «La metja dels ulls» no solo narra la vida de Carmen, sino que también se convierte en un vehículo para rescatar la memoria colectiva de las mujeres en Sueca. A través de una narrativa simbólica y la figura de Tatí, un ave que viaja en el tiempo, el libro entrelaza historia y mito, destacando la contribución de las mujeres a lo largo de los años. Las ilustraciones de Manola Roig, que incorporan elementos de la arquitectura modernista de Sueca y colores representativos de la región, añaden una dimensión visual que complementa la rica historia de Carmen Piera.
Rosa Roig, escritora y coautora del libro, enfatiza que contar la historia de Carmen es contar la historia de todas las mujeres que han sido parte de Sueca. Carmen Piera no es solo una figura aislada, sino un eslabón en una larga cadena de mujeres que han luchado por sus derechos y han contribuido al bienestar de su comunidad. Su vida y legado son un recordatorio de la importancia de la educación y la igualdad de género en todos los ámbitos, especialmente en profesiones históricamente dominadas por hombres.