La disputa sobre la propiedad de la ermita del Garbí en Estivella ha resurgido, generando un intenso debate que ha llevado a las autoridades locales a revisar documentos históricos. La controversia se centra en el empresario y concejal de Vox, José Ramón Mateu, quien afirma haber adquirido el templo, mientras que el ayuntamiento sostiene que la ermita es de propiedad municipal. Este conflicto no solo involucra a los actores locales, sino que también ha captado la atención de medios de comunicación a nivel nacional, lo que ha añadido más presión a la situación.
### Orígenes del Conflicto
La historia de la ermita del Garbí se remonta a más de un siglo, cuando en 1887, los vecinos de Estivella decidieron trasladar la Santa Cruz del Garbí a la iglesia parroquial. Este acto marcó el inicio de una serie de eventos que culminarían en la creación de una fonda junto a la ermita, autorizada por el ayuntamiento. Sin embargo, la narrativa actual se complica debido a las afirmaciones de Mateu, quien sostiene que compró el templo y el mirador anexo a los herederos de los antiguos gestores de la fonda.
El cronista oficial de Estivella, Lluís Mesa, ha señalado que las afirmaciones de Mateu están plagadas de inexactitudes históricas. Según Mesa, el empresario ha utilizado información tergiversada para justificar su posición, lo que ha llevado al gobierno local a desempolvar documentos que demuestran que la ermita ha sido siempre de propiedad pública. En el Archivo Municipal se encuentra la autorización para la fonda, que fue concedida en 1914, y que no incluye la ermita como parte de la propiedad privada.
### Documentación y Reclamaciones
Uno de los puntos más controvertidos es la escritura de 1948, que Mateu presenta como prueba de su propiedad. Sin embargo, el ayuntamiento considera que este documento carece de validez legal, ya que fue redactado de manera irregular. La escritura muestra que el yerno del último gestor de la fonda vendió el lugar a su suegra, lo que ha suscitado dudas sobre la legitimidad de la transacción.
El alcalde de Estivella, Francesc Mateu, ha afirmado que la ermita es un bien municipal y que la ocupación actual por parte de Mateu es ilegal. A pesar de las reclamaciones de los herederos de la fonda en 1991 y 1995, el consistorio ha mantenido su postura, argumentando que no se presentó suficiente documentación que acreditara su propiedad. Esta situación ha llevado a la administración a denunciar la ocupación a la Guardia Civil, intensificando aún más el conflicto.
### La Fonda y su Importancia Histórica
La fonda, que alguna vez fue un lugar de encuentro para las familias de Estivella, ha sido objeto de nostalgia y debate. Según Mateu, el establecimiento, conocido como “Terraza Mare Nostrum”, fue un referente en la zona durante muchos años. Sin embargo, con el paso del tiempo, tanto la fonda como la ermita sufrieron un deterioro significativo. A finales del siglo XX, solo quedaban ruinas, lo que llevó a Mateu a intentar su rehabilitación en varias ocasiones, sin éxito.
En 1990, el ayuntamiento tomó la iniciativa de restaurar la ermita, lo que resultó en la creación de un mirador y la recuperación del templo. Estas obras, financiadas por la Conselleria de Medio Ambiente, transformaron el área, pero también generaron descontento entre los herederos de la fonda, quienes reclamaron que no se les había informado sobre las obras que se estaban llevando a cabo.
### La Figura del Ermitaño
En medio de esta controversia, la figura del ermitaño ha resurgido en Estivella, sorprendiendo a muchos vecinos que no habían visto a uno en más de 60 años. José Ramón Mateu ha tomado la iniciativa de encontrar un ermitaño moderno para cuidar del templo, lo que ha generado tanto interés como escepticismo entre la población. Aunque el cronista oficial ha mencionado que hay referencias a ermitaños en crónicas antiguas, la presencia de uno en la actualidad es vista como un intento de revitalizar el interés por la ermita y su historia.
La situación en Estivella es un claro ejemplo de cómo la historia, la propiedad y la comunidad pueden entrelazarse en un conflicto que trasciende lo legal y se adentra en lo cultural y emocional. A medida que las partes continúan defendiendo sus posiciones, la historia de la ermita del Garbí sigue siendo un tema de debate y reflexión para los habitantes de esta localidad.