El mercado inmobiliario en València ha experimentado un aumento significativo en los precios de la vivienda nueva, duplicándose desde 2019. Según un informe de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València, el precio medio de venta en la capital supera los 3.700 €/m², alcanzando cifras aún más elevadas en municipios cercanos como Godella y Almassera, donde los precios superan los 4.500 €/m². Esta tendencia ha generado una clara preocupación sobre la accesibilidad de la vivienda, especialmente para las familias trabajadoras.
El director de la Cátedra, Fernando Cos-Gayón, destaca que, aunque el mercado inmobiliario muestra cifras de crecimiento, se está vaciando de accesibilidad. La oferta de obra nueva ha disminuido drásticamente, con una reducción de más del 80% en seis años. Ocho distritos de València no cuentan con promociones activas, y las pocas que existen están dirigidas a compradores de alta renta o inversores internacionales. En contraste, los salarios apenas han crecido un 10% en el mismo periodo, lo que ha llevado a que el esfuerzo medio para adquirir una vivienda supere el 45% de los ingresos netos de un hogar tipo, muy por encima del umbral del 30% recomendado por la Unión Europea.
### La Tensión en el Mercado de Alquiler
La situación en el mercado de alquiler es igualmente preocupante. En 2025, València se posiciona como la ciudad con el mayor aumento en los precios de alquiler en España, con un incremento interanual del 17,1%. El precio medio mensual de un alquiler alcanza los 1.674 euros, convirtiendo esta opción en una alternativa inviable para gran parte de la población trabajadora y joven. La temporalidad de los contratos de alquiler también ha aumentado, con un 35% de los contratos firmados siendo de carácter temporal o de corta estancia. Esto se debe a la inseguridad jurídica y a la reducción de la oferta tras la implementación de la Ley de Vivienda 12/2023.
Fernando Cos-Gayón señala que esta situación está provocando un desarraigo urbano, donde los jóvenes retrasan su emancipación, las familias se ven desplazadas a la periferia y los trabajadores esenciales ya no pueden residir en la ciudad donde laboran. Este fenómeno se agrava por el crecimiento poblacional en España, que alcanzó los 49,08 millones de habitantes en enero de 2025, impulsado en gran medida por un saldo migratorio positivo. La Comunitat Valenciana ha sido una de las regiones más dinámicas, con un crecimiento del 5,5% desde 2022, donde el 84% de este aumento proviene de población extranjera. Aunque este crecimiento es positivo, también intensifica la presión sobre un parque de vivienda ya insuficiente, sin una estrategia coordinada entre administraciones.
### Desafíos en la Construcción y la Necesidad de Industrialización
El informe también identifica el coste de construcción como un obstáculo determinante en el sector inmobiliario. Los precios de los materiales, la energía y la mano de obra han encarecido la edificación, haciendo que en muchos casos sea inviable. La escasez de trabajadores en el sector se ha multiplicado por cuatro en la última década, y la fragmentación empresarial dificulta la realización de grandes promociones, tanto públicas como privadas. Fernando Cos-Gayón advierte que continuar con métodos tradicionales de construcción es insostenible y que el sector necesita industrializarse para recuperar escala, reducir costes y volver a producir vivienda a un ritmo acorde con la demanda real.
La construcción industrializada se presenta como una solución viable. Este enfoque permite reducir los plazos de obra, estabilizar costes y garantizar calidad. Un ejemplo histórico es el primer edificio de la Universitat Politècnica de València, diseñado por Joaquín Hernández y construido en solo doce meses entre 1969 y 1970 con un sistema totalmente prefabricado. Este edificio, que sigue operativo 55 años después, demuestra que la rapidez y la durabilidad pueden coexistir.
El informe concluye que España necesita redefinir su política de vivienda. La “vivienda asequible viable” debe ser digna, sostenible y replicable, pero también económicamente posible. No se trata de competir con la vivienda libre, sino de ofrecer hogares a quienes hoy están excluidos del mercado. Fernando Cos-Gayón enfatiza que los datos no son un destino, sino un mapa, y el mapa de 2025 señala un rumbo claro: industrializar para construir más, redefinir la vivienda asequible y devolver a las ciudades su función esencial de ser lugares de acogida, no de expulsión.