La reciente catástrofe natural que azotó la región de Paiporta ha dejado una huella imborrable en la vida de muchos estudiantes. Entre ellos se encuentran Michella, Ferran y Clara, quienes, a pesar de haber perdido su hogar y enfrentarse a la incertidumbre, continúan luchando por su futuro académico. Este artículo explora las dificultades que enfrentan estos jóvenes mientras se preparan para la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) en un contexto marcado por la adversidad.
La devastación causada por la dana ha transformado la rutina diaria de estos estudiantes. Michella, por ejemplo, se levantaba a las 5 de la mañana para asistir a clases, a pesar de que su familia había tenido que abandonar su hogar. La escuela, que debería ser un refugio de aprendizaje, se convirtió en un centro logístico donde los estudiantes ayudaban a sus vecinos a encontrar comida y agua. «Estudiar ya era lo de menos», recuerda Michella, quien sueña con convertirse en diseñadora 3D. La situación ha sido similar para Ferran y Clara, quienes también han tenido que adaptarse a un entorno de aprendizaje muy diferente al habitual.
### La Nueva Realidad de la PAU
Este año, la PAU presenta un nuevo modelo que incluye un temario más extenso, especialmente en asignaturas como Filosofía e Historia. Este cambio se suma a la presión adicional que sienten los estudiantes de Paiporta, quienes ya enfrentan desventajas debido a la interrupción de sus clases. La Consellería de Educación ha implementado una convocatoria extraordinaria para aquellos afectados por la riada, permitiendo que los estudiantes de Paiporta realicen la PAU un mes más tarde de lo habitual. Sin embargo, esta medida no elimina la sensación de injusticia que sienten muchos de ellos. Ferran, con una media de 9,7 en Bachillerato, expresa su frustración: «Es muy injusto que perdamos un mes de verano, pero no queda otra».
La falta de clases regulares ha llevado a una disminución en la práctica y la preparación para los exámenes. Ferran explica que, normalmente, el proceso de exámenes se distribuye en tres semanas, donde los estudiantes pueden ir mejorando su rendimiento. Sin embargo, este año, una de esas semanas se perdió debido a la dana, lo que ha afectado su confianza y preparación. La presión es aún mayor para él, ya que necesita alcanzar una nota de corte de 13,59 sobre 14 para poder ingresar a la carrera de Ingeniería Aeroespacial.
### La Resiliencia de los Estudiantes
A pesar de las dificultades, Michella, Ferran y Clara han demostrado una notable resiliencia. La experiencia de regresar a clases tras la dana fue un alivio emocional, aunque el ambiente de aprendizaje no era el mismo. Clara recuerda que las primeras semanas se convirtieron en una especie de terapia grupal, donde los estudiantes compartían sus experiencias y emociones. «Dejamos de lado los contenidos», dice, enfatizando la necesidad de apoyo emocional en esos momentos difíciles.
La situación ha llevado a algunos compañeros a abandonar sus estudios para ayudar a sus familias, mientras que otros han tenido que mudarse a diferentes localidades. Esta realidad ha creado un ambiente de incertidumbre y ansiedad entre los estudiantes, quienes sienten que están en desventaja frente a sus pares que no han sido afectados por la catástrofe. La Consellería de Educación ha intentado mitigar este impacto ofreciendo un mes adicional para prepararse, pero muchos sienten que no es suficiente para compensar el tiempo perdido.
El sistema educativo se enfrenta a un desafío sin precedentes, y la situación de estos estudiantes es un reflejo de la lucha de muchos otros en la región. La PAU se celebrará en junio, y aquellos que han sido afectados por la dana tendrán la oportunidad de presentarse en una convocatoria extraordinaria en julio. Sin embargo, el proceso de matrícula y la obtención de certificados de afectación son pasos adicionales que complican aún más la situación.
La historia de Michella, Ferran y Clara es un testimonio del espíritu humano frente a la adversidad. A pesar de las dificultades, estos jóvenes continúan persiguiendo sus sueños académicos, mostrando que la educación es un pilar fundamental en la reconstrucción de sus vidas. La comunidad educativa y las autoridades deben seguir apoyando a estos estudiantes para garantizar que puedan superar los obstáculos que se les presentan y alcanzar sus metas.