La situación de los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y otras discapacidades en el sistema de valoración de la dependencia ha sido objeto de controversia en la Comunitat Valenciana. Un caso reciente ha puesto de relieve las dificultades que enfrentan las familias al intentar obtener el reconocimiento de la dependencia para sus hijos. Este artículo examina el caso de un niño diagnosticado con TEA y cómo su familia tuvo que luchar en los tribunales para obtener el apoyo que necesitaba.
El niño, conocido como P., fue diagnosticado con un TEA de grado 1 y un retraso madurativo a la edad de tres años. Su familia, confiando en que recibirían la ayuda necesaria, solicitó la valoración de dependencia. Sin embargo, dos años después, se les notificó que se le había otorgado un grado 0, lo que significa que no se reconocía ninguna dependencia. La razón detrás de esta decisión fue que, según los servicios sociales, todos los niños pequeños son considerados dependientes, lo que llevó a una valoración que no reflejaba la realidad de P.
### La Lucha por el Reconocimiento de la Dependencia
La familia de P. no se dio por vencida y decidió llevar su caso a los tribunales. A través de este proceso, lograron que una jueza revisara la situación y finalmente se le otorgara al niño un grado 2 de dependencia. Este cambio no solo representa un triunfo para la familia, sino que también pone de manifiesto un problema más amplio en el sistema de valoración de la dependencia en la Comunitat Valenciana.
La abogada Sandra Casas, que trabaja con la Coordinadora en Defensa de la Ley de Dependencia, ha señalado que casos como el de P. no son aislados. Existe una tendencia en la administración a no reconocer la dependencia en niños, especialmente en aquellos de 0 a 6 años. Esta estrategia se basa en la premisa de que todos los niños son dependientes, lo que ignora las necesidades específicas de aquellos con discapacidades. La falta de una valoración adecuada puede tener consecuencias devastadoras para el desarrollo y bienestar de estos niños.
El Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales ha expresado su preocupación por la forma en que se llevan a cabo estas valoraciones. Según su presidenta, Inmaculada Íñiguez, los trabajadores sociales que realizan estas evaluaciones no tienen la formación adecuada para hacerlo de manera efectiva. Mientras que los terapeutas ocupacionales pasan años formándose para entender las complejidades de la dependencia, los trabajadores sociales reciben solo una capacitación limitada. Esto puede resultar en valoraciones inexactas que no reflejan la verdadera situación del niño.
### La Importancia de una Valoración Precisa
La presidenta del Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales ha enfatizado la necesidad de que las valoraciones de dependencia sean realizadas por profesionales capacitados. Argumenta que, aunque los trabajadores sociales pueden seguir desempeñando su función en la elaboración de informes sociales, la valoración en sí debe ser realizada por terapeutas ocupacionales. Esto se debe a que estos profesionales están entrenados para identificar las necesidades específicas de cada niño y pueden proporcionar una evaluación más precisa.
Un ejemplo que ilustra esta problemática es el caso de un niño que utiliza una silla de ruedas. A menudo, los trabajadores sociales otorgan el grado máximo de dependencia a estos niños, asumiendo que su movilidad limitada implica una dependencia total. Sin embargo, esto no siempre es cierto, ya que muchos de estos niños pueden tener adaptaciones que les permiten llevar una vida más autónoma. Por otro lado, un niño que puede caminar y hablar puede ser considerado autónomo, aunque en realidad necesite apoyo constante para realizar tareas cotidianas.
La presidenta Íñiguez explica que la valoración debe tener en cuenta no solo el diagnóstico, sino también el contexto y las capacidades del niño. Un niño con dificultades sensoriales, físicas o cognitivas necesita un enfoque diferente en su aprendizaje y desarrollo. La intervención de un profesional capacitado puede marcar la diferencia en su progreso y en la obtención de los apoyos necesarios para su desarrollo.
La situación actual en la Comunitat Valenciana refleja una falta de atención a las necesidades de los niños con discapacidades. A pesar de los cambios en el gobierno, el sistema de valoración de la dependencia no ha sido corregido, lo que perpetúa la ineficacia en la atención a estos casos. La demora en la obtención de las valoraciones y las posteriores reclamaciones son una constante que afecta a muchas familias.
El caso de P. es un recordatorio de la importancia de un sistema de valoración de la dependencia que sea justo y equitativo. Las familias no solo buscan reconocimiento, sino también el apoyo necesario para garantizar que sus hijos tengan la oportunidad de desarrollarse plenamente. La lucha de P. y su familia es un llamado a la acción para que se realicen cambios significativos en el sistema de dependencia, asegurando que todos los niños, independientemente de sus necesidades, reciban la atención y el apoyo que merecen.
