La reciente discusión sobre la oficialidad del valenciano en las instituciones europeas ha cobrado relevancia en el ámbito político español, especialmente tras las declaraciones del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres. En un contexto donde el reconocimiento de lenguas cooficiales como el catalán, el gallego y el euskera está en la agenda, el valenciano parece quedar relegado a un segundo plano, lo que ha generado un intenso debate sobre su estatus y futuro.
### La Posición del Gobierno sobre el Valenciano
El ministro Torres ha calificado como un «avance» la posibilidad de que las instituciones europeas reconozcan oficialmente el uso del catalán, gallego y euskera. Sin embargo, su respuesta a la pregunta sobre la oficialidad del valenciano fue evasiva, lo que ha suscitado críticas y dudas sobre la postura del Gobierno en este asunto. Torres destacó que el valenciano, el catalán y el balear son «cuestiones filológicas de profundidad», sugiriendo que la discusión sobre su oficialidad es más compleja de lo que parece.
Este enfoque ha llevado a algunos a cuestionar si el Gobierno está realmente comprometido con la defensa del valenciano como lengua cooficial. La falta de un pronunciamiento claro sobre su inclusión en el ámbito europeo ha sido interpretada por algunos sectores como una forma de discriminación hacia la lengua valenciana. En este sentido, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha anunciado su intención de proponer la reprobación del ministro Albares, quien también se ha mostrado reticente a reconocer la oficialidad del valenciano.
La situación se complica aún más cuando se considera que el Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana reconoce el valenciano como lengua propia y cooficial, lo que implica que su estatus debería ser defendido con la misma fuerza que el de otras lenguas cooficiales en España. Sin embargo, la falta de un consenso claro dentro del Gobierno y entre las diferentes comunidades autónomas ha dificultado la lucha por el reconocimiento del valenciano en el ámbito europeo.
### La Reacción de la Sociedad Valenciana
La respuesta de la sociedad valenciana ante esta situación ha sido variada. Muchos ciudadanos y organizaciones han expresado su preocupación por la falta de atención que recibe el valenciano en comparación con otras lenguas cooficiales. La percepción de que el valenciano está siendo ignorado en el debate sobre la oficialidad ha llevado a un aumento en la movilización social, con manifestaciones y campañas en defensa de su reconocimiento.
Además, la situación se ha visto agravada por la percepción de que el uso del valenciano en medios de comunicación y en la administración pública ha disminuido en los últimos años. Algunos críticos han señalado que el actual Consell, presidido por Carlos Mazón, no ha hecho lo suficiente para promover el uso del valenciano en RTVE y otros espacios públicos, lo que ha llevado a un sentimiento de descontento entre los hablantes de la lengua.
Por otro lado, hay quienes argumentan que el reconocimiento del valenciano en Europa podría abrir nuevas oportunidades para su promoción y uso. La inclusión del valenciano en el ámbito europeo podría facilitar su enseñanza y uso en contextos internacionales, lo que podría contribuir a su revitalización y fortalecimiento. Sin embargo, para que esto suceda, es fundamental que el Gobierno español tome una postura clara y firme en defensa del valenciano.
### Desafíos y Oportunidades para el Valenciano
El camino hacia la oficialidad del valenciano en Europa no está exento de desafíos. Uno de los principales obstáculos es la falta de consenso entre las diferentes comunidades autónomas y el propio Gobierno español. La diversidad de opiniones sobre la relación entre el valenciano y el catalán, así como las diferencias políticas entre los partidos, complican aún más la situación.
Además, la percepción de que el valenciano es una variante del catalán ha llevado a algunos a cuestionar su necesidad de reconocimiento independiente. Esta confusión ha sido alimentada por la falta de un debate claro y abierto sobre la identidad lingüística de la Comunitat Valenciana. Es fundamental que se establezca un diálogo constructivo que permita aclarar estas cuestiones y fortalecer la posición del valenciano en el contexto español y europeo.
Sin embargo, también existen oportunidades que podrían aprovecharse para avanzar en el reconocimiento del valenciano. La creciente atención hacia la diversidad lingüística y cultural en Europa podría ser un aliado en la lucha por la oficialidad del valenciano. La promoción de políticas que fomenten el uso de lenguas minoritarias y cooficiales en el ámbito europeo podría abrir la puerta a un reconocimiento más amplio del valenciano.
Además, la creciente movilización social en defensa del valenciano puede ser un factor determinante para presionar al Gobierno a adoptar una postura más proactiva. La participación activa de la sociedad civil en este debate es crucial para garantizar que el valenciano no sea olvidado en el contexto de las lenguas cooficiales en España.
### La Importancia de la Visibilidad del Valenciano
La visibilidad del valenciano en todos los ámbitos de la vida pública es esencial para su supervivencia y desarrollo. La promoción de la lengua en la educación, los medios de comunicación y la administración pública no solo contribuye a su fortalecimiento, sino que también fomenta un sentido de identidad y pertenencia entre los hablantes. La falta de visibilidad puede llevar a la desvalorización de la lengua y a la pérdida de hablantes, lo que a su vez puede tener un impacto negativo en la cultura y la identidad valenciana.
Por lo tanto, es fundamental que tanto el Gobierno como la sociedad civil trabajen juntos para garantizar que el valenciano reciba el reconocimiento y la atención que merece. La lucha por la oficialidad del valenciano en Europa no es solo una cuestión política, sino también una cuestión de identidad cultural y lingüística que afecta a millones de personas en la Comunitat Valenciana. La defensa del valenciano es, en última instancia, una defensa de la diversidad y la riqueza cultural que caracteriza a España y a Europa en su conjunto.