El 29 de octubre de 2025, València fue el escenario de un emotivo funeral de Estado en honor a las 237 víctimas de la dana que azotó la región un año antes. Este evento, que reunió a más de 600 familiares de las víctimas y a numerosas autoridades, se convirtió en un espacio de duelo, pero también de protesta y tensión, especialmente hacia el president de la Generalitat, Carlos Mazón. La atmósfera en el Museo de las Ciencias era palpable, con un fuerte despliegue de seguridad y un ambiente cargado de emociones encontradas.
La presencia de Mazón, quien fue objeto de críticas y gritos de descontento, generó una profunda división entre los asistentes. Muchos familiares de las víctimas habían solicitado que el president no asistiera al acto, responsabilizándolo de la tragedia. A pesar de estas peticiones, Mazón decidió participar, lo que provocó una serie de reacciones adversas durante el homenaje. Los gritos de «Mazón dimisión» y otros insultos resonaron en el recinto, reflejando el dolor y la rabia acumulada en los corazones de quienes perdieron a sus seres queridos.
### La Tensión en el Acto
Desde el inicio del evento, la tensión era evidente. La llegada de los invitados estuvo marcada por un fuerte dispositivo de seguridad, y la presencia de autoridades de los tres poderes del Estado no hizo más que intensificar el ambiente. Cuando Mazón ingresó a la sala, una mujer que había perdido a su marido en la dana lo increpó, lo que desencadenó una ola de reproches por parte de otros familiares. Este momento de tensión fue un claro reflejo del descontento generalizado hacia la gestión del gobierno en relación con la tragedia.
A medida que avanzaba el acto, la presentadora, la periodista Lara Síscar, comenzó a leer los nombres de las víctimas en un silencio sepulcral. Este momento, cargado de emoción, fue interrumpido por los gritos de protesta que continuaron resonando en el ambiente. Las palabras de los familiares que tomaron la palabra fueron un llamado a la memoria y a la justicia, recordando que la tragedia no fue solo el resultado de las inundaciones, sino de la omisión de responsabilidades por parte de quienes debían proteger a la población.
Andrea Ferrari, una de las oradoras, expresó su deseo de que prevalezca la verdad y el respeto, mientras que Naiara Chulià recordó con cariño a su pareja fallecida. Virginia Ortiz, prima de una de las víctimas, hizo un llamado directo a la responsabilidad política, señalando que no se puede culpar únicamente a la naturaleza por lo ocurrido. Estas intervenciones fueron un claro reflejo del dolor y la frustración que sienten las familias, quienes buscan respuestas y justicia.
### La Reacción de las Autoridades
La reacción de Mazón durante el acto fue objeto de críticas. A pesar de estar presente, se le vio aislado y distante, lo que evidenció la ruptura de la relación entre el gobierno y los familiares de las víctimas. Su salida del recinto fue rápida, justo cuando algunos familiares intentaban acercarse a él, lo que generó aún más descontento. En contraste, la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, y la ministra Diana Morant, permanecieron en el acto durante más tiempo, mostrando cercanía y apoyo a los familiares, lo que fue bien recibido por los asistentes.
El acto culminó con una interpretación musical, pero no sin que los gritos de protesta volvieran a surgir, evidenciando que el dolor y la rabia de las familias aún no han sido atendidos. Las camisetas con lemas como ‘Eren morts evitables’ (Eran muertos evitables) y las fotografías de las víctimas alzadas por sus seres queridos fueron un recordatorio constante de la necesidad de justicia y de que no se olvide lo sucedido.
La lluvia, que había sido un símbolo de la tragedia un año atrás, hizo su aparición justo al finalizar el acto, como si la naturaleza misma compartiera el luto de las familias. Los reyes Felipe VI y Letizia, presentes en el evento, se tomaron el tiempo para hablar con los familiares, un gesto que fue apreciado en medio de la tensión.
El funeral de Estado no solo fue un homenaje a las víctimas, sino también un grito de protesta y un llamado a la acción. Las familias de las víctimas continúan buscando respuestas y justicia, y el acto se convirtió en un espacio para visibilizar su dolor y su lucha. La gestión de la tragedia por parte del gobierno sigue siendo un tema candente, y las protestas en torno a la figura de Mazón son un claro indicativo de que la herida aún está abierta y que la búsqueda de justicia es una prioridad para quienes han sufrido esta pérdida irreparable.
 
									 
					