La reciente muerte de Miguel Ángel Russo, entrenador de Boca Juniors, ha dejado una profunda huella en el mundo del fútbol. A los 69 años, Russo no solo fue un destacado director técnico, sino también un jugador que dedicó su vida al deporte rey. Su lucha contra el cáncer de próstata, que lo llevó a alejarse del banquillo desde septiembre, culminó en un triste desenlace que ha conmovido a aficionados y colegas por igual.
La trayectoria de Russo es un testimonio de dedicación y pasión por el fútbol. Desde sus inicios como jugador en Estudiantes de La Plata, donde militó entre 1975 y 1988, hasta su carrera como entrenador, su vida estuvo marcada por el compromiso y la entrega. Como centrocampista defensivo y defensa central, Russo contribuyó a la consecución de dos títulos importantes en su club, el campeonato Metropolitano en 1982 y el torneo Nacional en 1983. Su legado en Estudiantes fue reconocido por el club, que lo homenajeó como un «hijo pródigo» de la institución.
### Un Entrenador de Éxito
La carrera de Miguel Ángel Russo como entrenador comenzó tras su retiro como jugador. A lo largo de 36 temporadas, dirigió más de 1,000 partidos en varios países, incluyendo Argentina, Chile, España, México, Colombia, Perú, Paraguay y Arabia Saudí. Aunque su palmarés no es extenso, sus logros son significativos. Uno de sus mayores éxitos fue la Copa Libertadores que ganó con Boca Juniors en 2007, un hito que lo consolidó como uno de los entrenadores más respetados en el ámbito sudamericano.
Russo también dejó su huella en otros clubes. En Vélez Sarsfield, logró su primer título en la máxima categoría, el Clausura de 205. En Colombia, hizo campeón a Millonarios un día después de someterse a una sesión de quimioterapia, demostrando su fortaleza y dedicación incluso en momentos difíciles. Su capacidad para adaptarse a diferentes contextos y jugadores fue una de sus características más valoradas, permitiéndole obtener resultados positivos en diversas circunstancias.
Su relación con Boca Juniors fue especialmente significativa. Tras su regreso al club en junio de 2025, Russo enfrentó un inicio complicado, con una eliminación en el Mundial de Clubes y resultados decepcionantes en el torneo local. Sin embargo, su experiencia y conocimiento del juego le permitieron comenzar a enderezar el rumbo del equipo, hasta que su salud se deterioró nuevamente.
### Un Hombre de Palabras Sencillas y Mensajes Profundos
Miguel Ángel Russo era conocido por su estilo directo y su capacidad para comunicarse de manera efectiva con sus jugadores. Sus frases cortas y contundentes resonaban en el vestuario, creando un ambiente de confianza y respeto. A pesar de su éxito, siempre mantuvo una humildad que lo hacía accesible y querido por todos. Su famosa frase, «Todo se cura con amor», refleja su filosofía de vida y su enfoque en el bienestar emocional de sus jugadores.
La noticia de su fallecimiento fue recibida con tristeza en el mundo del fútbol. Boca Juniors, su club más querido, expresó su dolor a través de un comunicado en redes sociales, recordando a Russo como un ejemplo de alegría, calidez y esfuerzo. Otros clubes, incluso su archirrival River Plate, también lamentaron su partida, reconociendo su destacada trayectoria tanto como jugador como director técnico.
La liga argentina, en un gesto de respeto, decidió aplazar el partido entre Barracas Central y Boca, programado para el sábado, en honor a la memoria de Russo. Este tipo de homenajes son un reflejo del impacto que tuvo en el deporte y en la vida de quienes lo rodeaban.
La vida de Miguel Ángel Russo es un recordatorio de la importancia de la perseverancia y la pasión en el deporte. Su legado perdurará en la memoria de los aficionados y en la historia del fútbol argentino. A medida que el mundo del fútbol se despide de este gran entrenador, su influencia seguirá viva en las generaciones futuras de jugadores y entrenadores que se inspirarán en su dedicación y amor por el juego.