Joaquín Ferrándiz Ventura, conocido como el primer asesino en serie de España, ha vuelto a ser el centro de atención tras su liberación en julio de 2023. Este criminal, que aterrorizó a la comunidad de Castellón en la década de los 90, fue condenado por la violación y asesinato de cinco mujeres. Su historia, marcada por la violencia y el horror, ha reabierto viejas heridas en las familias de las víctimas y ha generado un debate sobre la reinserción de criminales peligrosos en la sociedad.
La historia de Ferrándiz comenzó en julio de 1995, cuando perpetró su primer asesinato. A lo largo de un año, se convirtió en un depredador que atacaba a mujeres jóvenes en la provincia de Castellón. Sus crímenes fueron meticulosamente planificados, lo que llevó a las autoridades a establecer un perfil geográfico de sus acciones. Este perfil fue fundamental para su captura y posterior condena a 69 años de prisión, aunque solo cumplió 25 años de su sentencia.
La liberación de Ferrándiz ha suscitado una gran preocupación entre la población, especialmente entre los familiares de sus víctimas. Tras salir de prisión, el asesino afirmó que se mudaría al extranjero para rehacer su vida, pero en realidad se estableció en el País Vasco, donde ha sido objeto de nuevas denuncias por violencia machista. Este hecho ha llevado a las autoridades a mantenerlo bajo vigilancia, lo que ha generado un clima de inquietud en la comunidad.
### La Vigilancia Policial y el Riesgo de Reincidencia
La situación actual de Ferrándiz es alarmante. Desde su liberación, ha sido denunciado por acoso por una mujer con la que compartió piso. Esta denuncia ha llevado a un juzgado de violencia sobre la mujer a imponerle una orden de alejamiento. La Ertzaintza, la policía del País Vasco, ha decidido mantenerlo bajo estricta vigilancia debido a sus antecedentes criminales. Durante un control rutinario, se encontraron elementos que sugieren un comportamiento inquietante, como rollos de papel de cocina en su vehículo y una aplicación de citas sexuales en su teléfono móvil.
El fiscal que logró condenar a Ferrándiz, Juan Salvador Salom, ha expresado su preocupación por la situación actual del asesino. Aunque ha señalado que una denuncia por violencia de género no necesariamente está relacionada con sus crímenes pasados, la naturaleza de sus delitos y su historial hacen que la vigilancia sea una medida prudente. Salom ha afirmado que es normal que los vecinos de Ferrándiz estén nerviosos, dado su pasado criminal.
La comunidad ha reaccionado con temor ante la posibilidad de que Ferrándiz vuelva a actuar. Jaime García, hermano de una de sus víctimas, ha manifestado su desconfianza en la reinserción del criminal y ha exigido una vigilancia estricta. Su testimonio refleja el dolor y la angustia que sienten las familias de las víctimas, quienes temen que la historia se repita. La falta de arrepentimiento de Ferrándiz durante su juicio y su negativa a someterse a tratamientos para agresores sexuales en prisión han alimentado aún más estas preocupaciones.
### La Reacción de la Sociedad y el Debate sobre la Reinserción
El caso de Joaquín Ferrándiz ha reabierto un debate crucial sobre la reinserción de criminales peligrosos en la sociedad. La legislación actual permite que individuos con antecedentes tan graves como los de Ferrándiz puedan ser liberados tras cumplir una parte de su condena. Esto ha llevado a cuestionar la efectividad de los programas de rehabilitación y la capacidad del sistema judicial para proteger a la sociedad de posibles reincidencias.
La reacción de la sociedad ha sido variada. Mientras algunos abogan por la reinserción y la posibilidad de que los criminales cambien, otros, como las familias de las víctimas, exigen medidas más estrictas para garantizar la seguridad pública. La falta de confianza en el sistema judicial y en la capacidad de rehabilitación de los delincuentes ha llevado a un aumento en la demanda de penas más severas, como la prisión permanente revisable.
El caso de Ferrándiz también ha captado la atención de los medios de comunicación y ha sido objeto de análisis en documentales y programas de televisión. Esto ha generado un interés por entender la psicología detrás de sus crímenes y cómo un individuo puede llegar a cometer actos tan atroces. Sin embargo, también plantea la pregunta de si es ético explotar estas historias para el entretenimiento, especialmente cuando las familias de las víctimas aún están lidiando con el dolor de sus pérdidas.
La historia de Joaquín Ferrándiz es un recordatorio escalofriante de los peligros que enfrentan las mujeres en la sociedad y de la necesidad de un enfoque más riguroso en la prevención de la violencia de género. A medida que su caso continúa desarrollándose, la vigilancia policial y el debate sobre la reinserción de criminales seguirán siendo temas candentes en la agenda pública. Las familias de las víctimas, que han vivido con el trauma de sus crímenes, esperan que las autoridades no repitan los errores del pasado y que se tomen las medidas necesarias para proteger a la comunidad de futuros peligros.
 
									 
					