Carlos Mazón, el hasta ahora presidente de la Generalitat Valenciana, se presentó en las Corts con la misma anticipación que un viajero que se prepara para un vuelo importante. A las 14:00 horas, llegó acompañado de sus asesores más cercanos, Francisco González y José Manuel Cuenca, para lo que sería su última intervención en el parlamento valenciano. Sin embargo, la ausencia de sus principales colaboradores en la sala de la comisión de investigación generó un debate acalorado en las horas previas a su comparecencia. La situación se complicó aún más por la presencia de varios altos cargos del Gobierno, lo que impidió que las asociaciones de víctimas, que habían solicitado estar presentes, pudieran asistir a la sesión. Esto se convirtió en un tema de controversia, especialmente tras la conmovedora ceremonia del funeral de Estado, donde los gritos de las víctimas resonaron con fuerza y llevaron a una reflexión profunda sobre la gestión de la crisis por parte del Consell.
Mazón, quien había llegado al Palau tras sellar un pacto en un rincón del parlamento, se despidió de su cargo en medio de un ambiente cargado de tensión. La sala estaba repleta de diputados, más de los 13 miembros funcionales de la comisión, lo que generó un control de aforo y problemas de sonido que retrasaron el inicio de la sesión. A pesar de la atmósfera tensa, la intervención de Mazón se desarrolló sin incidentes significativos, aunque no faltaron momentos de confrontación. El portavoz del PP, Fernando Pastor, hizo referencia directa a Joan Baldoví, lo que provocó una breve disputa verbal. La intervención de Mazón, marcada por el uso de unas gafas rojas que ya había utilizado en ocasiones anteriores, fue un intento de mantener un semblante serio, aunque su rostro se fue relajando con el tiempo, mostrando sonrisas nerviosas ante las afirmaciones de los síndics de la izquierda.
Fuera de las Corts, la situación era muy diferente. A las 15:30 horas, un grupo de manifestantes, compuesto en su mayoría por asociaciones de víctimas, se congregó en la entrada del edificio. Su indignación era palpable, y los gritos de «Mazón a la prisión, Consell dimisión» resonaban en el aire. La presencia de representantes de PSPV y Compromís brindó un apoyo visible a los manifestantes, quienes también dirigieron sus críticas hacia Juanfran Pérez Llorca, el candidato a asumir la presidencia del Consell. En medio de la protesta, los gritos de «no hables aquí, habla en Catarroja» se alzaron, haciendo referencia a la jueza que investiga la crisis de la dana.
La comparecencia de Mazón fue seguida con atención, incluso desde la entrada del Palau dels Borja, donde el centenar de personas concentradas expresaron su descontento con abucheos y reproches. A medida que la sesión avanzaba, la tensión se mantuvo, pero no se produjeron incidentes graves. La sala Vinatea, donde algunos espectadores seguían la intervención, tuvo un ambiente más calmado, aunque la afluencia de público fue menor. Al finalizar la comparecencia, los manifestantes, espectadores y cargos se retiraron, incluyendo a Mazón, quien dejó el parlamento por última vez como presidente, con un futuro incierto que dependerá de las decisiones del PP y Vox.
La situación en las Corts refleja un momento crítico en la política valenciana, donde las decisiones y acciones de los líderes son constantemente escrutadas por la opinión pública. La presión de las asociaciones de víctimas y la respuesta de los partidos políticos ante la crisis de la dana han puesto de manifiesto la fragilidad de la situación política en la comunidad. La figura de Mazón, que ha estado en el centro de la tormenta, ahora se enfrenta a un futuro incierto, mientras que la ciudadanía sigue demandando respuestas y responsabilidades por la gestión de la crisis.
En este contexto, es fundamental que los líderes políticos no solo escuchen las demandas de la ciudadanía, sino que también actúen con transparencia y responsabilidad. La política no puede ser un juego de poder, sino un compromiso con el bienestar de la sociedad. Las lecciones aprendidas de esta crisis deben servir para construir un futuro más sólido y justo para todos los valencianos. La historia de Mazón en las Corts es un recordatorio de que la política está intrínsecamente ligada a la vida de las personas, y que cada decisión tiene un impacto real en la sociedad. La comunidad valenciana merece líderes que estén a la altura de las circunstancias y que trabajen incansablemente por el bienestar de todos sus ciudadanos.
