Un vuelo de easyJet desde Luton a Alicante se convirtió en el escenario de un insólito episodio que dejó a los pasajeros atónitos. El vuelo EZY2317, que prometía ser una travesía tranquila hacia la Costa Blanca, se transformó en un espectáculo inesperado debido a la conducta de una pareja británica. Desde el inicio del vuelo, la mujer de la pareja se destacó por su comportamiento llamativo, pidiendo alcohol sin cesar y rechazando cualquier sugerencia de la tripulación para optar por bebidas no alcohólicas. Su respuesta, un grito que resonó en toda la cabina, dejó claro que no tenía intención de moderar su consumo: «¡No voy a tomar café!».
La situación escaló rápidamente cuando, en un momento de desinhibición, la mujer lanzó la frase: «¡Voy a unirme al mile high club!». Este término, que se refiere de manera humorística a quienes mantienen relaciones sexuales en un avión, se tornó en una realidad para los pasajeros que se encontraban en el vuelo. Poco después, la mujer se dirigió tambaleándose al baño, alegando que estaba a punto de vomitar. Sin embargo, lo que ocurrió a continuación fue mucho más que un simple malestar estomacal.
Su acompañante, sin pensarlo dos veces, entró al baño con ella, cerrando la puerta detrás de ellos. Desde ese momento, los sonidos provenientes del interior del lavabo comenzaron a incomodar a los demás pasajeros. Gemidos, golpes contra las paredes y gritos resonaron en la cabina, creando un ambiente de incredulidad y vergüenza, especialmente para aquellos que viajaban con niños. La situación se volvió tan insostenible que una azafata intentó intervenir, golpeando la puerta del baño en un intento de poner fin a la escena. Sin embargo, la pareja no respondió, lo que llevó a la tripulación a tomar medidas más drásticas.
Con las quejas de los pasajeros aumentando y la tensión palpable, se decidió informar al piloto sobre la situación. La respuesta fue inmediata: al aterrizar en Alicante, las autoridades estarían esperando para abordar el avión. Mientras tanto, algunos viajeros optaron por grabar discretamente la escena, mientras otros simplemente intentaban ignorar lo que estaba sucediendo. Una pasajera, que volaba para reunirse con su madre, expresó su incomodidad: «Era evidente lo que estaba pasando, y lo peor es que había muchos niños a bordo».
Cuando el avión finalmente aterrizó en el aeropuerto de Alicante-Elche, las autoridades ya estaban listas para recibir a la pareja. Al desembarcar, fueron arrestados en la pista, poniendo fin a un vuelo que muchos recordarán más por los gemidos que por el destino. Este incidente no es un caso aislado para easyJet; el año anterior, otra pareja había sido sorprendida en una situación similar en un vuelo desde Tenerife, lo que resultó en un juicio por indecencia pública.
Este tipo de comportamientos en vuelos comerciales no solo generan incomodidad entre los pasajeros, sino que también plantean serias cuestiones sobre la responsabilidad y el respeto en espacios públicos. Las aerolíneas han comenzado a tomar medidas más estrictas para abordar el consumo excesivo de alcohol a bordo, así como para garantizar que todos los pasajeros puedan disfrutar de un viaje seguro y cómodo.
La historia de este vuelo a Alicante es un recordatorio de que, aunque los viajes aéreos pueden ser una experiencia emocionante, también pueden dar lugar a situaciones inesperadas y, a menudo, vergonzosas. Los pasajeros que abordaron el EZY2317 no solo llegaron a su destino, sino que se llevaron consigo una anécdota que difícilmente olvidarán. En un mundo donde las redes sociales permiten compartir experiencias al instante, es probable que esta historia se difunda rápidamente, convirtiéndose en un tema de conversación en foros y plataformas digitales.
A medida que las aerolíneas continúan lidiando con el comportamiento de los pasajeros y las expectativas de los viajeros, es esencial que todos los involucrados en la experiencia de vuelo mantengan un sentido de respeto y consideración. Después de todo, el aire puede ser un lugar de maravillas, pero también puede convertirse en un escenario para el comportamiento más inesperado. La próxima vez que subas a un avión, recuerda que la aventura puede comenzar incluso antes de aterrizar, y que a veces, la historia más memorable no es la que esperabas contar.