Un incendio arrasó un piso destinado a enfermos terminales en la calle Convento Carmelitas de València en la madrugada del sábado. A pesar de la magnitud del siniestro, afortunadamente, no se registraron heridos. Este piso es parte de la gestión del Casal de la Pau, una entidad que se dedica a ayudar a personas reclusas y ex reclusas, ofreciendo un espacio seguro y apoyo a aquellos que enfrentan enfermedades terminales.
La vivienda, que albergaba a siete enfermos terminales, sufrió daños materiales significativos, lo que ha llevado a la entidad a enfrentar una crisis en su capacidad operativa. El Casal de la Pau, que cuenta con casi 50 años de experiencia en el apoyo a personas en situaciones vulnerables, se ha visto obligado a reubicar a los enfermos en otros programas, lo que ha reducido drásticamente su capacidad de atención. La entidad gestiona varios pisos en València, pero el incendio ha forzado un recorte en sus operaciones, afectando a otros reclusos que esperaban ser admitidos.
### La Respuesta del Casal de la Pau
Desde el Casal de la Pau, se han estado realizando gestiones para encontrar un nuevo espacio donde alojar a los enfermos terminales. La entidad ha contactado a otras organizaciones no gubernamentales, como Cáritas, y a congregaciones religiosas en busca de soluciones temporales. «Hemos tenido que decir a muchos reclusos que esperaban a entrar que ya no pueden, porque la prioridad son los enfermos», explican desde la organización.
La situación es crítica, ya que el programa de tercer grado, que ofrece alojamiento a reclusos que no tienen un lugar al que ir, solo cuenta con 24 plazas. Esto significa que la reducción de espacio ha dejado a muchos sin opciones de apoyo. La entidad ha hecho un llamado a cualquier organización o individuo que pueda ofrecer un piso o alquilar uno a un precio asequible mientras se restaura la vivienda afectada.
El incendio, que se inició en una habitación del piso, no causó daños personales gracias a la rápida intervención de una cuidadora que estaba presente en el lugar. Ella alertó a los servicios de emergencia al escuchar ruidos extraños y, al abrir la puerta de la habitación, se encontró con el fuego ya extendido. A pesar de la rápida respuesta, el daño material fue devastador, dejando a los enfermos sin pertenencias y recuerdos valiosos.
### Impacto Emocional y Material
Aunque no hubo heridos, el impacto emocional del incendio ha sido profundo. Los enfermos terminales, muchos de los cuales padecen cáncer avanzado y requieren oxígeno constante, han perdido no solo sus pertenencias, sino también objetos que tenían un gran valor sentimental. «Está claro que hay prioridades y estamos agradecidos de la actuación de los bomberos, pero esta gente se ha quedado ahora mismo sin nada», comentan desde el Casal de la Pau.
La entidad, que cuenta con un equipo de 23 profesionales y más de 100 voluntarios, se financia en gran parte a través de ayudas sociales y donaciones de empresas. Sin embargo, la pérdida de este piso ha puesto en riesgo la estabilidad que brindan a sus residentes, quienes enfrentan las fases finales de sus vidas en un entorno que debería ser seguro y acogedor.
El Casal de la Pau ha estado trabajando arduamente para restablecer la normalidad, pero la falta de recursos y espacio ha complicado sus esfuerzos. La situación actual no solo afecta a los enfermos terminales, sino también a otros reclusos que buscan reintegrarse a la sociedad. La falta de plazas disponibles limita las oportunidades de rehabilitación y reinserción, lo que podría llevar a un aumento en la reincidencia entre aquellos que no reciben el apoyo necesario.
La comunidad se ha movilizado para ayudar, pero se necesita un esfuerzo conjunto para asegurar que estas personas vulnerables no queden desamparadas. La situación del Casal de la Pau es un recordatorio de la importancia de la solidaridad y el apoyo a las organizaciones que trabajan en la primera línea de la atención social. La esperanza es que, con la colaboración de la comunidad y otras entidades, se pueda encontrar una solución que permita a los enfermos terminales recibir la atención y el cuidado que merecen en sus últimos días.