La angustia y el miedo se apoderaron de una familia en Murcia tras un intento de secuestro de una menor de dos años a las puertas de su colegio. Este suceso, ocurrido el pasado jueves, ha generado una ola de preocupación entre los padres de otros niños que asisten al mismo centro educativo. La abuela de la niña, Ana María Marín, fue quien vivió en carne propia el intento de arrebato, cuando una pareja, oculta tras una palmera, intentó llevarse a la pequeña mientras ella la sostenía de la mano. Afortunadamente, la rápida reacción de la bisabuela evitó que la situación se tornara en tragedia.
La denuncia presentada en la comisaría de la Policía Nacional del barrio del Carmen detalla cómo la bisabuela, visiblemente afectada por la experiencia, logró resistir el intento de secuestro. Sin embargo, la conmoción del momento le impidió recordar detalles específicos sobre los agresores. La familia, profundamente afectada, ha exigido medidas de seguridad más estrictas para proteger a los menores en el entorno escolar.
La madre de la niña, al enterarse de lo sucedido, no dudó en presentar la denuncia de inmediato, y el caso ha sido tomado en serio por las autoridades. El abogado de la familia, Valentín Fernández, ha solicitado a la Consejería de Educación que actúe con urgencia para implementar medidas de seguridad en el colegio San Félix de Zarandona. Entre las propuestas se incluyen la creación de un espacio de seguridad perimetral para la recogida de menores, la instalación y revisión de cámaras de videovigilancia, y la presencia de personal auxiliar y agentes de policía durante los horarios de mayor afluencia.
La familia ha hecho un llamado a la administración educativa y al Ayuntamiento de Murcia para que actúen con rapidez y responsabilidad, asegurando que hechos tan graves no se repitan en el futuro. La preocupación por la seguridad de los niños ha llevado a otros padres a compartir su inquietud, lo que ha resultado en una comunicación interna del colegio para tranquilizar a las familias. Sin embargo, el mensaje del centro ha sido recibido con escepticismo por parte de la familia afectada, quienes consideran que minimizar la situación no es la solución adecuada.
La dirección del colegio ha calificado los rumores sobre intentos de sustracción de menores como infundados, asegurando que todos los niños están bajo la supervisión constante del personal docente. No obstante, la familia de la menor ha respondido a esta afirmación con carteles en las inmediaciones del colegio, insistiendo en que el intento de secuestro no es un rumor, sino un hecho real que debe ser abordado con seriedad.
El abogado de la familia ha enfatizado que la administración educativa tiene la responsabilidad de actuar con diligencia y transparencia, dado que se han presentado denuncias oficiales ante la Policía Nacional. Por su parte, la Consejería de Educación ha indicado que el incidente ocurrió fuera del recinto escolar y, por lo tanto, no es de su competencia, sugiriendo que se trata de un asunto de seguridad ciudadana.
Este trágico suceso ha puesto de manifiesto la necesidad de revisar y mejorar las medidas de seguridad en los entornos escolares. La protección de los menores debe ser una prioridad para todas las instituciones involucradas, y la colaboración entre padres, colegios y autoridades es fundamental para garantizar un entorno seguro para los niños. La familia de la menor continúa luchando por la implementación de medidas que aseguren la seguridad de todos los estudiantes, recordando que la tranquilidad de los padres y el bienestar de los niños son esenciales para un ambiente escolar saludable.
