En la actualidad, el sector de la construcción en la Comunitat Valenciana enfrenta un desafío significativo: la escasez de mano de obra cualificada. Este problema ha llevado a retrasos en la ejecución de proyectos, con demoras que alcanzan hasta dos meses. La situación se ha visto agravada por la reciente dana, que ha complicado aún más la disponibilidad de profesionales en el área. La falta de trabajadores capacitados ha generado preocupaciones sobre la calidad de las construcciones y ha puesto en evidencia un problema de relevo generacional que afecta a la industria.
La escasez de mano de obra se ha convertido en un tema recurrente entre los promotores de viviendas. Muchos de ellos han expresado su frustración al no poder encontrar obreros cualificados, especialmente en oficios como la albañilería, fontanería y electricidad. La situación es alarmante, ya que, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, muchos trabajadores abandonaron el sector y no se ha producido un relevo generacional adecuado. Esto ha llevado a que las plantillas de obreros sean cada vez más envejecidas, mientras que los nuevos profesionales carecen de la experiencia necesaria para desempeñar sus funciones de manera efectiva.
Un promotor valenciano ha señalado que, a pesar de la llegada de muchos inmigrantes al sector, la mayoría carece de la formación adecuada. En una de sus obras, se encontraron con trabajadores de hasta 22 nacionalidades diferentes, lo que refleja la diversidad del personal, pero también la falta de capacitación. La calidad de la construcción se ha visto comprometida, ya que muchos de estos trabajadores no tienen el conocimiento necesario para realizar tareas específicas.
La situación es corroborada por Ramón Moreno, un encargado de obra con más de 36 años de experiencia en el sector. Moreno ha indicado que, a diferencia de épocas anteriores, ahora es mucho más difícil encontrar mano de obra cualificada, tanto nacional como extranjera. Durante el auge de la construcción, la demanda de profesionales era alta, pero la situación actual es diferente, ya que el número de proyectos en marcha es considerablemente menor. En 2024, se estima que no se alcanzarán las 100,000 viviendas construidas, una cifra que contrasta drásticamente con las 700,000 viviendas anuales que se construían durante el boom.
La falta de mano de obra cualificada también ha tenido un impacto directo en la velocidad de las obras. David Pretel, un profesional de la construcción, ha comentado que la escasez de obreros capacitados afecta directamente el ritmo de trabajo. A pesar de que se publican anuncios en plataformas de empleo, la respuesta es escasa, y aquellos que se presentan a menudo piden salarios elevados. Esto ha llevado a que muchos proyectos se retrasen, ya que los peones que llegan a las obras no están preparados para realizar tareas complejas y, en su lugar, se limitan a labores de limpieza o transporte de materiales.
Los salarios en el sector de la construcción también han sido un tema de discusión. Según el convenio de la construcción, los peones ganan alrededor de 1,200 euros al mes, mientras que los oficiales pueden llegar a ganar hasta 1,500 euros. Sin embargo, la falta de oficiales capacitados ha llevado a que muchos promotores se vean obligados a formar a los peones para que puedan asumir tareas más complejas. Esta situación ha generado demoras en los proyectos, ya que, en promedio, la construcción de un edificio puede tardar 24 meses, y la falta de mano de obra cualificada ha provocado retrasos de hasta dos meses.
La reciente dana ha complicado aún más la situación, ya que los pocos profesionales disponibles se han visto obligados a dividir su tiempo entre los proyectos en construcción y las reformas de los inmuebles dañados por las inundaciones. Esto ha generado una competencia feroz por los trabajadores, lo que ha llevado a que en algunos casos los salarios se tripliquen. Los propietarios de viviendas que necesitan reparaciones están dispuestos a pagar más para conseguir a alguien que realice el trabajo.
La percepción de la construcción como un trabajo duro ha llevado a que muchos jóvenes eviten este sector. Abraham Piñero, un obrero que regresó a la construcción tras varios años en otros oficios, ha señalado que la falta de interés de los jóvenes en trabajar en la construcción es un problema que se ha intensificado. A pesar de que él disfruta de su trabajo y gana un salario razonable, muchos de sus compañeros han optado por carreras menos exigentes físicamente.
La escasez de mano de obra cualificada no solo afecta a la construcción de nuevas viviendas, sino que también ha generado cuellos de botella en el sector de las reformas. Según datos recientes, más de la mitad de las empresas de reformas han reportado retrasos significativos debido a la dificultad para encontrar trabajadores con la formación adecuada. En algunos casos, los proyectos pueden acumular hasta cuatro meses de retraso, especialmente en el sector residencial. La situación es crítica, ya que el 70% de las vacantes en albañilería, fontanería y electricidad no se cubren en menos de 30 días, lo que refleja la magnitud del problema que enfrenta la industria de la construcción en la Comunitat Valenciana.