La devastadora dana que azotó la Comunitat Valenciana el 29 de octubre de 2024 ha puesto de manifiesto la urgencia de mejorar las infraestructuras hidráulicas en la región. En respuesta a esta catástrofe, el Ministerio de Transición Ecológica y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) han acelerado la implementación de un plan destinado a aumentar la resiliencia frente a inundaciones. Este plan incluye la adecuación del nuevo cauce del río Turia, una obra que, aunque ya ha demostrado su eficacia, requiere de ampliaciones significativas para enfrentar futuros eventos climáticos extremos.
La propuesta presentada por la CHJ en junio de 2025 contempla la excavación y ampliación del cauce interior del Turia, así como el recrecimiento de los muretes que lo delimitan. El objetivo es aumentar la capacidad de desagüe del cauce a 5.800 metros cúbicos por segundo (m3/s) en una primera fase, y hasta 7.000 m3/s en fases posteriores. Esta capacidad es un incremento notable respecto a los 5.000 m3/s que se habían previsto en la construcción original de la megaobra en 1969. Sin embargo, la CHJ ha estimado que la adecuación del nuevo cauce tendría un coste aproximado de cien millones de euros, y no se ha incluido en el cronograma del plan de recuperación, lo que ha generado preocupación entre los habitantes de la región.
### La Eficacia del Nuevo Cauce del Turia
El nuevo cauce del Turia, diseñado tras la riada de 1957, ha sido fundamental para proteger a la ciudad de València de inundaciones. Durante la dana de octubre de 2024, el nuevo cauce soportó un caudal de 2.000 m3/s, lo que demuestra su capacidad para manejar grandes volúmenes de agua. Sin embargo, la situación en las áreas circundantes fue dramática, con muchas localidades del sur de València sufriendo inundaciones severas. La alcaldesa de València, Mª José Catalá, ha enfatizado la necesidad de un nuevo plan integral que contemple no solo la ampliación del cauce, sino también el encauzamiento de los barrancos de la Saleta y el Poyo, que son cruciales para la seguridad de la región.
El Plan Sur, que se implementó tras la riada de 1957, ha sido una obra colosal que ha cambiado la fisonomía de la ciudad. Sin embargo, la infraestructura actual, aunque efectiva, no es infalible. La CHJ ha reconocido que los desvíos de caudales hacia el nuevo cauce deben diseñarse cuidadosamente para evitar un aumento del riesgo de inundaciones. Esto es especialmente relevante dado que el cambio climático ha incrementado la frecuencia y la intensidad de los temporales, lo que plantea un desafío adicional para la gestión del agua en la región.
### Conflictos y Desafíos en la Gestión del Agua
La gestión del agua en la Comunitat Valenciana ha generado tensiones entre el Ayuntamiento de València y los municipios de l’Horta Sud. Mientras que el gobierno de València prioriza la ampliación del nuevo cauce, los alcaldes de localidades como Aldaia y Chiva han criticado esta postura, argumentando que la canalización de los barrancos es una necesidad urgente para prevenir futuras tragedias. La falta de un consenso claro sobre el orden de las obras ha llevado a un enfrentamiento entre las autoridades locales, lo que complica aún más la situación.
El catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universitat Politècnica de València, Félix Ramón Francés, ha advertido que en un escenario de inundación como el de la dana de 2024, la suma de los caudales de los barrancos con una crecida del Turia podría disminuir la efectividad del nuevo cauce. Esto subraya la importancia de abordar la infraestructura de manera integral y no de forma aislada. La necesidad de un enfoque coordinado es más crítica que nunca, dado que el cambio climático sigue alterando los patrones de precipitación y aumentando el riesgo de inundaciones.
La CHJ ha comenzado a implementar medidas para mejorar la predicción de caudales y ha revisado la cartografía de zonas inundables, que se había vuelto obsoleta. Sin embargo, muchos expertos consideran que estas acciones son solo un primer paso y que se requiere un enfoque más riguroso y proactivo para garantizar la seguridad de la población. La idea de elevar los aparcamientos en las primeras plantas de los edificios es un ejemplo de cómo la normativa urbanística está evolucionando para adaptarse a los nuevos desafíos.
La historia del cauce del Turia es un testimonio de la capacidad de adaptación de la ciudad ante desastres naturales. La riada de 1957, que dejó un saldo trágico de más de un centenar de fallecidos, llevó a la construcción de una infraestructura que ha salvado a València de inundaciones en múltiples ocasiones. Sin embargo, la pregunta que persiste es: ¿qué pasaría si el nuevo cauce no fuera suficiente en el futuro?
La respuesta a esta pregunta es compleja y requiere una planificación cuidadosa y una inversión significativa en infraestructura. La experiencia de la dana de 2024 ha dejado claro que, aunque el nuevo cauce ha demostrado ser efectivo, la necesidad de ampliaciones y mejoras es inminente. La colaboración entre los diferentes niveles de gobierno y la participación activa de la comunidad son esenciales para abordar estos desafíos de manera efectiva.
La historia del Turia es una lección sobre la importancia de la preparación y la resiliencia. A medida que la región se enfrenta a un futuro incierto en términos de clima, es fundamental que las autoridades actúen con rapidez y determinación para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. La inversión en infraestructura no solo es una cuestión de prevención, sino también de responsabilidad hacia las generaciones futuras que habitarán esta tierra.
