Un incendio devastador en la planta de Psiquiatría del Hospital La Fe de Valencia ha dejado una estela de dolor y caos. Este siniestro, que se produjo el 23 de junio de 2025, fue presuntamente provocado por Héctor M. G., un hombre que ya se encontraba bajo custodia médica debido a su estado mental. La tragedia se cobró la vida de una paciente y dejó a ocho trabajadores intoxicados, lo que ha llevado a una serie de investigaciones sobre el contexto de este acto criminal.
### Un Incendio con Motivos Oscuros
La investigación inicial sugiere que el incendio fue intencionado y que el autor tenía motivos personales relacionados con su exmujer y sus hijos. Según los informes, Héctor G. M. había estado acosando a su exesposa desde mayo, a pesar de que existían órdenes de protección que le prohibían acercarse a ella y a sus hijos. El día del incendio, se alega que utilizó un mechero robado a un compañero de habitación para prender fuego a su colchón, generando un caos que le permitiría escapar y dirigirse a la casa de su exmujer.
Este acto de violencia no solo ha puesto en riesgo la vida de los pacientes y el personal del hospital, sino que también ha revelado fallos en el sistema de protección de víctimas de violencia de género. A pesar de las múltiples denuncias presentadas por la exmujer de Héctor, el sistema no logró prevenir este trágico desenlace. La Policía Nacional, a través de su grupo de Homicidios, ha estado investigando el caso, y se han presentado cargos de homicidio y lesiones contra el presunto incendiario.
### El Acoso y la Violencia de Género
El acoso que sufrió la exmujer de Héctor G. M. es un aspecto crucial de esta historia. Durante el tiempo que estuvo internado en el hospital, el hombre logró comunicarse con ella a través de tácticas engañosas, como pedir prestados teléfonos a desconocidos en la calle. Esta situación ha puesto de relieve la vulnerabilidad de las víctimas de violencia de género y la necesidad de mejorar los protocolos de seguridad en entornos médicos y de salud mental.
Entre mayo y junio, la exmujer recibió más de un centenar de llamadas y mensajes, lo que generó un estado de ansiedad y miedo constante en ella y sus hijos. A pesar de las órdenes de alejamiento, Héctor logró eludir las restricciones y se presentó en su casa en varias ocasiones, lo que llevó a la mujer a presentar múltiples denuncias ante las autoridades. La falta de acción efectiva por parte de las instituciones ha sido criticada, ya que las órdenes de protección no fueron suficientes para garantizar su seguridad.
El caso ha sido asignado a dos juzgados diferentes: uno para el incendio y otro para las denuncias de acoso y maltrato. Esto ha generado preocupación sobre la coordinación entre los sistemas judiciales y de protección de víctimas, ya que ambos casos están intrínsecamente relacionados. La violencia machista no solo se manifiesta en actos físicos, sino también en el acoso psicológico, que puede ser igual de devastador.
### La Respuesta del Sistema de Salud y Justicia
Tras el incendio, Héctor G. M. fue ingresado nuevamente en un hospital, donde los psiquiatras lograron estabilizar su condición mental, permitiendo que fuera trasladado a prisión. Sin embargo, su estado de salud mental ha sido un punto de debate, ya que los médicos de la prisión determinaron que no era el lugar adecuado para él debido a la falta de atención psiquiátrica en el centro penitenciario. Esto ha resaltado las deficiencias en el sistema de salud mental dentro de las prisiones, donde los internos con problemas de salud mental a menudo no reciben la atención necesaria.
La situación ha llevado a un llamado a la acción para mejorar los protocolos de seguridad en hospitales y centros de salud mental, así como para garantizar que las víctimas de violencia de género reciban la protección adecuada. La comunidad y las autoridades deben trabajar juntas para abordar estos problemas y prevenir que tragedias como la ocurrida en el Hospital La Fe se repitan en el futuro.
La historia de Héctor G. M. y su exmujer es un recordatorio de la complejidad de la violencia de género y la necesidad de un enfoque integral que incluya la salud mental, la justicia y la protección de las víctimas. La sociedad no puede permitirse ignorar estas cuestiones, ya que cada vida cuenta y cada tragedia puede ser evitada con las medidas adecuadas.