Las calas de la Granadella y la Barraca, ubicadas en Xàbia, han experimentado un cambio significativo en su gestión de acceso, buscando mitigar el caos que se había anticipado para la temporada estival. Con la llegada del ecuador de junio, se temía que la saturación de vehículos en estas áreas de gran atractivo turístico alcanzara niveles insostenibles. Sin embargo, gracias a la implementación de una barrera de control y la contratación de vigilantes, la situación ha mejorado notablemente.
La barrera se activó a las 10 de la mañana, y aunque los accesos son estrechos y las plazas de aparcamiento limitadas, la medida ha permitido mantener despejados los caminos hacia las calas. Esto es crucial no solo para la comodidad de los bañistas, sino también para garantizar que en caso de emergencia, los vehículos de servicios de emergencia puedan acceder sin obstáculos. La presencia de controladores ha sido fundamental para informar a los visitantes sobre las nuevas normativas y el funcionamiento del transporte público que conecta con las calas.
### Nuevas Normativas de Acceso y Transporte Público
El control de acceso a la Granadella y la Barraca se ha vuelto esencial, especialmente considerando que el contrato para la gestión de este servicio había quedado desierto. A pesar de este contratiempo, el gobierno local, compuesto por el PP, CpJ y Vox, logró contratar a una empresa de vigilantes que comenzó a operar de inmediato. Estos controladores no solo indican a los conductores que no pueden acceder en coche, sino que también les informan sobre el nuevo servicio de transporte, conocido como el «trenet» de la Granadella, que en realidad es un pequeño autobús que facilita el acceso a la cala.
La implementación de estas medidas ha sido bien recibida por los bañistas, quienes han mostrado comprensión ante las restricciones. A diferencia de los turistas de agosto, que suelen ser más exigentes, los visitantes de junio han aceptado las nuevas normativas sin mayores inconvenientes. Además, se ha establecido una excepción para aquellos que tengan reservas en los restaurantes de la zona, permitiéndoles acceder en coche.
La coordinación entre las diferentes medidas de control es vital. Si una de ellas falla, el efecto deseado puede no lograrse. Por ello, la combinación de la barrera de acceso y el transporte público ha sido clave para evitar la masificación en estas calas. La experiencia de este año, donde se han implementado controles desde principios de junio, ha demostrado ser un paso positivo hacia la gestión sostenible del turismo en la región.
### Impacto en la Comunidad Local y el Turismo
La gestión del acceso a las calas de Xàbia no solo beneficia a los turistas, sino que también tiene un impacto significativo en la comunidad local. La reducción del tráfico de vehículos en las zonas más concurridas permite que los residentes y visitantes disfruten de un entorno más tranquilo y seguro. Además, la posibilidad de que los servicios de emergencia accedan sin problemas es un aspecto que no debe subestimarse, especialmente en una región donde el turismo puede generar situaciones de riesgo.
El éxito de estas medidas también podría sentar un precedente para otras localidades que enfrentan problemas similares de saturación turística. La experiencia de Xàbia puede servir como modelo para implementar soluciones efectivas que equilibren la necesidad de atraer turistas con la responsabilidad de cuidar el entorno y la calidad de vida de los residentes.
Por otro lado, el ayuntamiento ha manifestado su compromiso con la sostenibilidad y la mejora continua de los servicios turísticos. La implementación de controles de acceso y la promoción del transporte público son pasos hacia un modelo de turismo más responsable, que prioriza la conservación del entorno natural y la satisfacción de los visitantes.
En resumen, las calas de la Granadella y la Barraca en Xàbia han logrado evitar el colapso gracias a la implementación de medidas de control de acceso y la promoción de un transporte público eficiente. La respuesta positiva de los bañistas y la comunidad local sugiere que estas iniciativas podrían ser un camino a seguir para otras áreas turísticas que buscan gestionar el flujo de visitantes de manera más efectiva.