La situación en la ermita del Garbí, ubicada en Estivella, ha sido objeto de controversia desde mediados de julio, cuando un empresario local, José Ramón Mateu, comenzó a operar un chiringuito sin los permisos necesarios. A pesar de las advertencias de las autoridades locales y de la Conselleria de Medio Ambiente, Mateu continuó ofreciendo servicios a los senderistas que visitaban la zona, lo que llevó a una intervención oficial en septiembre para poner fin a esta ocupación ilegal.
La intervención de las brigadas forestales y la Policía Local fue necesaria después de que el empresario ignorara múltiples requerimientos para desmantelar el chiringuito. Este establecimiento, que ofrecía bebidas y sombra a los visitantes, había sido instalado en un terreno que, según el ayuntamiento y la conselleria, no podía ser privatizado, ya que la ermita está registrada a nombre del consistorio. La situación se volvió insostenible cuando el empresario decidió restringir el acceso al mirador, cobrando una tarifa a los visitantes, lo que generó un gran descontento entre la comunidad.
### La Resistencia del Empresario y la Reacción de las Autoridades
A pesar de las advertencias y la presión de las autoridades, José Ramón Mateu mantuvo su chiringuito operativo durante todo el mes de agosto. La comunidad local, así como el Consell de Cultura de Estivella, se manifestaron en contra de esta ocupación ilegal, rechazando la actividad del empresario por unanimidad en una sesión del pleno municipal. Las autoridades argumentaron que el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la Calderona prohíbe este tipo de actividades en la zona, lo que añade un nivel adicional de ilegalidad a la situación.
Mateu, por su parte, defendía su posición alegando que poseía escrituras que demostraban su propiedad sobre el terreno y que su chiringuito operaba «sin ánimo de lucro», con el objetivo de recaudar donativos para proyectos personales, como la restauración de la antigua fonda y la construcción de un museo sobre la historia del ciclismo. Sin embargo, estas justificaciones no fueron suficientes para las autoridades, que consideraron que sus acciones constituían una ocupación ilegal del templo.
La intervención de septiembre marcó un punto de inflexión en este conflicto. Las autoridades retiraron todo el mobiliario que había sido instalado por Mateu, incluyendo sillas, mesas y sombrillas, y cambiaron el candado de la ermita, asegurando que el acceso al templo volviera a ser controlado por el ayuntamiento. Este cambio fue recibido con alivio por parte de la comunidad, que había estado preocupada por la falta de acción ante lo que consideraban una violación de su patrimonio cultural.
### Implicaciones para el Patrimonio Cultural y la Comunidad
La situación en la ermita del Garbí no solo ha puesto de manifiesto la lucha por el control de un espacio cultural significativo, sino que también ha resaltado la importancia de la regulación en la protección del patrimonio. La intervención de las autoridades ha sido vista como un paso necesario para salvaguardar la integridad de la ermita y garantizar que permanezca accesible a todos los visitantes sin restricciones ni tarifas.
El conflicto también ha generado un debate más amplio sobre la gestión de espacios naturales y culturales en la región. La comunidad ha expresado su deseo de que se implementen medidas más efectivas para prevenir situaciones similares en el futuro, asegurando que el patrimonio cultural no sea objeto de explotación comercial sin la debida regulación.
Además, la situación ha puesto de relieve la necesidad de una mayor colaboración entre las autoridades locales y la comunidad para gestionar y proteger estos espacios. La participación activa de los ciudadanos en la defensa de su patrimonio es crucial para garantizar que se respeten las normativas y se mantenga la integridad de lugares como la ermita del Garbí.
En un contexto donde el turismo y la explotación comercial de espacios naturales pueden entrar en conflicto con la preservación del patrimonio cultural, es fundamental encontrar un equilibrio que permita disfrutar de estos lugares sin comprometer su valor histórico y cultural. La resolución de este conflicto podría sentar un precedente importante para la gestión de otros espacios similares en la región, promoviendo un enfoque más sostenible y respetuoso con el patrimonio cultural.