La recolección de patatas en la Comunitat Valenciana, especialmente en localidades como Poble Nou, se enfrenta a un panorama complicado debido a las importaciones masivas de Egipto. Este fenómeno, que se intensifica entre enero y marzo, ha comenzado a afectar los precios y la demanda de los cítricos europeos, pero su impacto se extiende también a otros cultivos, como las patatas. Antonio Balaguer, un agricultor local y miembro de AVA-Asaja, señala que, a pesar de que la cosecha de este año es comparable a la del año anterior, los precios en origen están por los suelos, lo que dificulta cubrir los costos de explotación.
La Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas (Fepex) ha pronosticado una buena temporada para la patata, con volúmenes similares a los de 2024. Sin embargo, los productores advierten que el volumen no es sinónimo de rentabilidad. Vicente Balaguer, otro productor de la región, destaca que las importaciones de patatas nuevas, principalmente de Egipto e Israel, están provocando una caída drástica en los precios de la cosecha local. En solo tres días, el precio en campo ha pasado de 0,45 euros por kilogramo a 0,25 euros, lo que representa una disminución alarmante.
La Comunitat Valenciana ocupa el tercer lugar en España en cuanto a superficie cultivada de patatas, después de Andalucía y Murcia. Sin embargo, los productores locales están preocupados porque estos precios no son sostenibles. Los costos de producción han aumentado considerablemente, y solo el precio de la semilla ya alcanza un euro por kilogramo. Esto significa que los agricultores reciben menos de un tercio del precio final que los consumidores pagan en tiendas y supermercados, donde las patatas se venden entre 1,10 y 1,50 euros por kilo.
### Estrategias Comerciales y Consumo en Declive
La Unió Llauradora ha expresado su preocupación por la estrategia comercial que parece estar detrás de estas importaciones. Según la organización, el objetivo es retrasar la compra de productos locales, saturar el mercado y, en consecuencia, provocar una caída de los precios en origen. Esta situación es aún más preocupante considerando el descenso en el consumo de patatas frescas en España. Según datos del Ministerio de Agricultura, en 2024 se consumieron 762.100 toneladas de patatas frescas, lo que representa una disminución del 3% respecto al año anterior y del 11% en comparación con la media de los últimos cinco años.
Por otro lado, el consumo de patatas procesadas y congeladas ha mostrado un aumento, con cifras que indican un crecimiento del 4% y del 13%, respectivamente. Esto sugiere un cambio en las preferencias de los consumidores, que podrían estar optando por productos más elaborados en lugar de la patata fresca. A pesar de que España exporta cerca de 500.000 toneladas de patatas al año, principalmente a países europeos, la situación del mercado interno es preocupante para los productores locales.
### Desafíos Adicionales: Plagas y Restricciones
Además de las importaciones, los productores de patatas en la Comunitat Valenciana se enfrentan a otro desafío significativo: la plaga del hongo ‘mildiu’ (Phytophthora infestans). Este hongo ha comenzado a propagarse en los campos, afectando la calidad y el volumen de la producción. Antonio Balaguer ha denunciado que las restricciones a los fitosanitarios eficaces han contribuido a la propagación de esta plaga, lo que agrava aún más la situación de los agricultores.
La combinación de precios bajos, importaciones masivas y la amenaza de plagas pone en riesgo la viabilidad del cultivo de patatas en la región. Los agricultores están en una encrucijada, ya que deben encontrar formas de adaptarse a un mercado que parece estar cada vez más en su contra. La falta de rentabilidad y el aumento de los costos de producción están llevando a muchos a replantearse su futuro en el sector agrícola.
En resumen, el sector de la patata en la Comunitat Valenciana se encuentra en una situación crítica, donde las importaciones, la caída de precios y las plagas amenazan la producción local. Los agricultores están luchando por encontrar un equilibrio que les permita seguir cultivando y ofreciendo un producto de calidad, mientras enfrentan un entorno comercial cada vez más desafiante.