La obesidad se ha convertido en uno de los problemas de salud más apremiantes en la sociedad actual. En España, más del 50% de la población adulta presenta sobrepeso, y alarmantemente, el 40,6% de los niños entre 6 y 9 años también se encuentra en esta situación, según el informe ALADINO 2024. Este panorama ha llevado a los especialistas a replantear las estrategias de tratamiento, enfatizando la necesidad de un enfoque personalizado que se adapte a las características individuales de cada paciente.
**La Importancia de la Evaluación Clínica**
El doctor Carlos Sala, jefe de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Valencia, destaca la relevancia de diferenciar entre obesidad clínica y preclínica. La obesidad clínica se refiere a aquellos casos donde ya existen comorbilidades asociadas, mientras que la preclínica se presenta en pacientes que aún no han desarrollado enfermedades relacionadas con el exceso de peso. Esta distinción es crucial, ya que permite a los médicos intervenir de manera más efectiva. «Intervenir rápidamente en quienes ya han enfermado y ofrecer un acompañamiento prolongado a quienes aún no han desarrollado patologías es fundamental para un tratamiento exitoso», explica el doctor Sala.
**Fármacos GLP-1: Una Herramienta Prometedora**
En los últimos años, los análogos de GLP-1 han emergido como una opción terapéutica eficaz para el tratamiento de la obesidad. Estos medicamentos están indicados principalmente para pacientes con un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 28 y 35, que no presentan comorbilidades significativas y que han fracasado con tratamientos anteriores. Sin embargo, el doctor Sala advierte sobre el uso de estos fármacos en entornos no controlados. «Sin el apoyo adecuado en nutrición, psicología y ejercicio físico, el riesgo de recuperar el peso perdido tras dejar la medicación es muy alto. Se estima que entre el 60% y el 80% de los pacientes vuelven a su peso inicial», señala.
Los efectos secundarios de los fármacos GLP-1 pueden incluir náuseas, vómitos y diarrea, y en casos más severos, pancreatitis. A pesar de estos riesgos, su capacidad para reducir el riesgo cardiovascular y mejorar funciones metabólicas está bien documentada en pacientes que son cuidadosamente seleccionados y que reciben un seguimiento médico adecuado.
**Cirugía Bariátrica: Una Opción para Casos Severos**
La cirugía bariátrica sigue siendo el tratamiento más efectivo para la obesidad severa y sus comorbilidades asociadas. Este procedimiento está indicado principalmente para pacientes con un IMC superior a 35 o aquellos que padecen patologías mal controladas. El doctor Sala enfatiza que, aunque la cirugía puede ser una opción sólida a largo plazo, no garantiza el éxito por sí sola. «Uno de cada cinco pacientes abandona el seguimiento postoperatorio, lo que puede resultar en una recuperación parcial del peso y la reaparición de comorbilidades previamente resueltas», advierte.
**Combinación de Medicación y Cirugía**
Una tendencia creciente en el tratamiento de la obesidad es la combinación de medicación con cirugía bariátrica. Esta estrategia puede ser utilizada antes de la intervención para preparar al paciente o durante el seguimiento a largo plazo para evitar recaídas y reforzar la adherencia al tratamiento. El doctor Sala subraya que cualquier enfoque terapéutico debe ser multidisciplinario, considerando al paciente en su totalidad y no solo su peso. «Ni los fármacos ni la cirugía funcionan de manera aislada. Es el cambio de hábitos lo que realmente marca la diferencia en el tratamiento de la obesidad», concluye.
La lucha contra la obesidad requiere un enfoque integral que contemple no solo la reducción de peso, sino también la mejora de la calidad de vida de los pacientes. Con un tratamiento adaptado a las necesidades individuales y un seguimiento adecuado, es posible abordar este desafío de salud pública de manera efectiva.